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“El balcón en invierno” de Luis Landero. Narración auténtica y emotiva

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Una de las cosas que más me gustan del Gabinete de la Central en el que ya llevo tiempo participando es la posibilidad de escuchar a escritores hablando de sus libros y de sus experiencias en el complicado mundo de la literatura. Ha sido un placer escucharles a todos, y ya hemos compartido sesiones con unos cuantos.
El pasado 29 de noviembre nos visitaba Luis Landero para hablar de su novela “El balcón en invierno”, Tusquets, 2014. El autor nos habló sobre el oficio de escritor, la inspiración, las dudas, el cansancio de la rutina de publicar, la obligación del escritor de no caer jamás en “el patetismo ni la cursilería”.
En todos los oficios de la vida hay altibajos y en especial en la profesión de escritor, muy solitaria y expuesta a espejismos y dudas. Es un oficio lleno de inseguridad. El punto de partida de “El balcón en invierno” surge de la duda y la pereza, del sentimiento de empezar a formar parte de una rutina, de empezar una otra novela y luego otra… “Eso me ha sucedido varias veces. Se me ocurrió escribir sobre lo que me estaba ocurriendo, sobre la crisis que estaba sufriendo. Al contarla me vi en la posibilidad de escribir algo sobre mi vida, una idea que me rondaba y que medio habían esbozado. Este libro estaba casi escrito, aunque no lo sabía”. Una vez que se decidió por el tema “Todo empezó a fluir con gran naturalidad. Fui feliz mientras escribía el libro, era auténtico y emotivo”.
Aun así “El balcón en invierno” comienza con el esbozo de una nueva novela con el hilo narrativo de un jubilado; a Jesús Casals le recordaba a la novela de Italo Calvino “Si una noche de invierno un viajero”. Para Landero inventar la historia y la estructura es la parte “más fácil y divertida”, lo difícil es contar, “darle el soplo de vida” a esa historia. Nos confesó que escribe todas las mañanas, “no sabría qué otra cosa hacer”. Habló de la paradoja de estar encerrado escribiendo y pensar que la vida está en la calle, y bajar a la calle y pensar que la vida está en su casa escribiendo, una contradicción que refleja en el inicio de la novela, cuando está intentando escribir la historia del jubilado. Landero se preguntaba si “la vida está en lo vivido o en lo soñado”, porque al fin y al cabo “todos somos narradores”, reflexionó, “estamos constantemente yendo de la realidad a la ficción y a la palabra”. Porque el ser humano “necesita contar, hasta que no contamos algo parece que no lo damos por cerrado”. Landero destacó el poder de la palabra, “incluso es un arma”, una afirmación con la que estoy completamente de acuerdo. Y es que como reconoce el autor “la narración es un arte milenario”. Lo añadido en lo que contamos cuando incluimos la imaginación es “el cuerno por el que el caballo se convierte en unicornio”.
En cuanto a la estructura del libro, Landero explicó que no tiene mayor secreto, la estructuró así porque “la memoria es caótica, nunca es completamente lineal”. Empezó el libro por el capítulo IV, la noche en que salió al balcón con su madre, ese es “el anclaje del relato”. Después retrocede a la infancia, por instinto de narrador, “para abrir dos líneas narrativas y crear expectativas en el lector”. Landero nos confesó que ni siquiera hizo un esbozo, “iba saliendo solo”.
Sobre la longitud del libro, el autor nos explicó que desde el principio quería que no fuera extenso y que hubiera algo que lo unificara, que hubiera un por qué. Finalmente el sentido vino dado por el motivo por el qué acabó siendo escritor a pesar de haber nacido en una familia campesina. Los recuerdos no van más allá de 1969, el momento en que decidió dedicarse a la escritura. Eso es lo que cohesiona el libro, supone el eje de la narración. Otro aspecto recurrente es el “sentido de tribu, del legado recibido por mi familia” y los recuerdos, “quiero que su recuerdo permanezca”.
Los personajes son la madre, ; la abuela Frasca, prodigiosa contadora de historias y anécdotas; el primo Paco, sobre el que nos confesó que el personaje de Raimundo en “El guitarrista” es una mezcla de su primo Paco y un guitarrista que conoció en París; el padre, que es una presencia poderosa, Landero le calificó de “musa”, su influencia siempre aparece de una manera u otra en sus novelas, habló de “Hoy Júpiter”, la novela en la que “creía haber ajustado cuentas definitivamente con mi padre”.
Con este libro Landero reivindica una España rural que prácticamente ha desaparecido. En los años 80 se puso de moda un cierto cosmopolitismo, sobre todo en la época de la movida, donde incluso Madrid se quedaba pequeño como escenario de las novelas. “Eso es papanatismo, paletismo, se está renegando del lugar de donde se viene”. Recordó el éxito de Julio Llamazares con “La lluvia amarilla” (1988) al ambientar con acierto su novela en el medio rural, lo que entonces llamó mucho la atención. Otro caso más actual es “Intemperie” de Jesús Carrasco (2013). Nombró también a Miguel Delibes, mal visto en algunos círculos por situar su obra en Castilla.
En el mundo rural el paisaje no es contemplado como algo bello sino como trabajo. Los niños tampoco contemplan el paisaje, lo viven, son parte de la naturaleza. El campesino no tiene una visión estética del campo, viven y forman parte de la naturaleza. “Yo también tardé en comprenderlo”, afirma Landero, “eso es un proceso intelectual y estético que viene después”. Lo que queda en el campo es la impronta de la gente “del dolor y el sufrimiento de trabajar la tierra”. Según Landero la cultura campesina no está codificada, no está escrita y por eso se pierde, es de transmisión oral. “Tiene una visión mágica que viene muy de atrás, de los mitos y leyendas”. Landero afirma que se transmiten pedazos de conocimiento, “es como un estuche donde se guarda sabiduría”. Hay que proteger “ese tesoro” para que no muera, para que no caiga en el olvido.
Finalmente hizo mención a su nueva novela “La vida negociable”, la historia de un amor fatal, sobre un hombre sin cualidades, “aunque él piense que vale para mucho, es un perfecto inútil”. Landero afirmó en relación a la trama de la novela, que siempre negociamos con nuestra conciencia, negociamos entre lo que aspiramos y lo que finalmente conseguimos. “Uno no puede cargar con todo el fardo de la culpa, todos negociamos, unos con más moralidad y otros con menos”.
El balcón en invierno. Luis Landero. Tusquets. Barcelona, 2014. 248 páginas.

“Cómo dejar de escribir”, el disparo underground de Esther García Llovet

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“El mundo está vivo y nada vivo tiene remedio y esa es nuestra suerte”. Roberto Bolaño.
Confieso que tenía mucha curiosidad por el gabinete de lectura con Esther García Llovet. La lectura de “Cómo dejar de escribir” me había dejado desconcertada. “Los escritores queremos resolver cosas que hemos visto o vivido y que no se han cerrado”, dirá en un momento de la charla. Y yo tenía la sensación de que la presencia de Esther me iba a dar muchas pistas sobre un libro que no había acabado de encajar.
Disfrutamos de una magnífica sesión del gabinete de lectura con un Jesús Casals en estado de absoluta gracia, que sabe sacar petróleo de la novela y conduce a Esther por un montón de vericuetos y, me atrevería a decir, caminos inexplorados del libro. Creo que la autora la ha disfrutado también.
Esther García Llovet es delgada, nervuda, rápida. No para de moverse, tocarse el pelo, cambiar de postura en la silla. No rehúye la mirada, todo lo contrario. Vestida con un cálido jersey de punto de cuello enorme, chaquetón verde olivo con pelo en la capucha (una revisitación de las míticas “coreanas” que llevábamos los niños a principios de los ochenta) y vaqueros. Sin adornos ni joya ni maquillaje, Esther va al grano, sin rodeos, o tan solo los rodeos que le hace dar su cabeza, llena de pensamientos. De verbo rápido, dispara las palabras como una metralleta, pero con una sorprendente calidez en la voz. No será la única contradicción en la que incurrirá esta tarde. Vamos al lío.
Casualidad y más casualidad
El libro lo escribió hace dos años, en tres semanas, para presentarlo al Premio Ciudad de Barbastro, del que quedó finalista. “Me divirtió escribir el libro pero quería moverlo. Si se queda en casa es un muerto”. Lo envió entonces a una editorial digital donde apenas vendió ejemplares. Esther recuperó los derechos. Poco después la escritora Sara Mesa le preguntó si tenía algo escrito.
"El día de mi cumpleaños lo pasó a Anagrama y un mes después, el 28 de diciembre, me confirmaron que se iba a editar". Y se lo han publicado a pesar de que en la novela se afirma que “La conjura de los necios”, el libro más vendido de Anagrama, “es una mierda”. Glups.
Prisa, rapidez
Escribe rápido y al finalizar quiere desembarazarse del libro. Una vez editado, el alivio, “Ya está fuera de mí”. Esther no es una madre acogedora con sus hijos libros, los echa de casa para que vayan a recorrer mundo. Y con esta obra, cuyo título remite a un libro de autoayuda, deja de escribir ficción. “Cómo dejar de escribir”. Esther lo ha dejado, y no parece lamentarlo. Ella ya está enredada en sus nuevos proyectos cinematográficos.
Lo ha vuelto a leer para el club. “Es un libro de alguna manera mal construido y eso me gusta”.
Outsider
Anagrama afirma “Cómo dejar de escribir deja sonar la cara B del mundo literario con la distancia de quien no perteneció a él”.
Entiendo a García Llovet como una outsider de los círculos literarios. Jesús hizo referencia a un artículo de El Confidencial donde Alberto Olmo habla de “la trayectoria errática, quejumbrosa y brillante” de la autora, y cómo ella misma desveló en una entrevista las ventas de sus primeros tres libros (700-500-200).
Como “perra verde” (así la define su amiga Marta Sanz) no le gustan la mayoría de asuntos que rodean el hecho de escribir, “todo lo ajeno a la propia literatura no siempre es bueno”. Como los talleres literarios, “o los clubs de lectura”, le pincha Jesús. Ya. Excepto el nuestro.
Bolaño
Es el autor con el que ella empezó a escribir. Esther confesó haber leído “todo, todo” Bolaño. El libro parte de una anécdota que sucedió en una conferencia de Bolaño en la que ella estaba presente, en la que su hijo Lautaro, le llamó por teléfono durante la charla. “¿Y si el hijo de Bolaño fuera un pijo?”, a Esther le vino a la cabeza esa idea recurrente de los hijos que son lo opuesto a sus padres.  De ahí sale la historia de Renfo, el hijo de “el gran Ronaldo”, mítico escritor latinoamericano fallecido. La trama gira en torno a una alocada búsqueda de un supuesto manuscrito póstumo escrito por “el gran Ronaldo”.
Referencias narrativas
Jesús destaca que “el libro no cuenta en sí gran cosa pero está plagado de referencias”. Califica el libro de “pastiche”, en el sentido del recurso literario que toma prestado de otras obras referencias, citas. Hace referencia por supuesto a Bolaño (lo detectivesco, el lumpen), pero también a Flaubert, con “Bouvard y Pécuchet”, a esos libros donde “no pasa nada”, en los que la literatura es “algo lúdico, como un juego”, confirma Esther. Jesús apunta al libro “Me acuerdo” (Je me souviens) de Georges Perec, mientras que ella se refiere al blog de Juan Bonilla, quien retomó esos “me acuerdo” como homenaje a Perec. “Me acuerdo de la pelota de goma que venía en los zapatos Gorila”, señala.
Una de las muchas referencias de infancia comunes con Esther, yo también tuve zapatos de esa marca y aún conservo la pelota o al menos hasta hace poco estaba en nuestra casa del pueblo.
El cine
A Esther lo que de verdad le apasiona es el cine. Así ve “Cómo dejar de escribir” como una Buddy movie, esas pelis que destacan la camaradería entre amigos y en las que la mujer adopta una posición muy secundaria. Así sucede en la novela, en las idas y venidas de Renfo y Curto, y también con VIPS, el tercer amigo en discordia. La autora no cree que haya “alta y baja” cultura, “guilty pleasures los tenemos todos”, añade.
“Mi influencia es más cinematográfica que literaria”. Efectivamente se trata de una novela muy visual. Su escritura es rápida, de frases cortas y rotundas como disparos. Pero también hay cierto lirismo, añade Jesús. Esther explica que escribe muy rápido porque no tiene paciencia, pierde pronto el interés. “No tengo intención lírica”, aunque reconoce que hay ciertos momentos melancólicos en el libro.
Personajes
Los suyos están en eterna búsqueda. La del manuscrito perdido de “el gran Ronaldo” no es mucho más que una excusa para ponerse en movimiento. Le gusta que las relaciones entre los personajes estén “pilladas por los pelos”.
Le pregunto por qué casi todos los personajes son masculinos. “Para que el libro fuera más cañero”, responde. Confiesa que Renfo es en parte ella misma. Los chicos de nuestra generación hacían más cosas, las chicas andábamos entonces algo por detrás. La mayoría de veinteañeras de ahora no son así, por suerte. 
Renfo va de un sitio para otro, pero en realidad no le interesa el manuscrito de su padre.  Por eso rompe con todo y se va. ¿A qué lugar más rompedor que Marbella?
El abuelo, Pascal, es otro de los personajes. Es un humorista pero tiene una estela “muy chunga” detrás, como por otra parte sucede con la gente que se dedica a hacer reír a los demás. “Me gusta esa contraposición, ese no es lo que parece”.
La obsesión por los libros póstumos
De alguna manera el libro se burla de esa obsesión editorial por encontrar manuscritos no publicados de autores famosos. Para Esther es algo “terrorífico”. No hay que publicar lo que el autor no quiso publicar en vida, opina, “a no ser que haya facturas que pagar”, matiza. O que seas Kafka, como puntualizó una compañera de gabinete. Ya.
Escenarios
El gran escenario de “Cómo dejar de escribir” es Madrid, su ciudad. “Es fea, sucia, encantadora, loca, revoltosa. Está siempre renovándose. La amo”. Jesús le señala su gusto por lugares alejados del glamur: los burguer, los VIPS, los bares “cutres”, el Jumbo. “Me gusta recorrer y reflejar en mis novelas zonas de Madrid poco visibles, alejadas del centro más típico”.
El libro está plagado de referencias ochenteras (el Jumbo, Costa Fleming, los Kools mentolados que fuman Renfo y Esther), aunque transcurre en un tiempo próximo al actual.
¿La inspiración?
“Me encanta escuchar a la gente en los bares, en la calle, sentarme en un banco y ver a la gente pasar”. Jesús le dice que bebe de fuentes poco convencionales. Ya lo ha dicho Esther, no cree en la separación de alta y baja cultura. Le pregunto si se considera una autora punk, como la han definido. “En absoluto”, responde Esther. “Si acaso eléctrica”, matiza Jesús.
Los sueños
Renfo sueña constantemente en la novela con su padre. Esther confiesa que ella sueña mucho. “Se sueña con lo que se ha conocido poco, con lo que ya no está”. De nuevo Bolaño, “muchas escenas de Bolaño son muy oníricas”.
¿Para quién escribe Esther?
“No pienso en el lector cuando escribo, pienso en mí, en divertirme yo. Lo que tardo en encontrar editor lo he soportado porque lo he pasado muy bien escribiendo”.
Autores preferidos
A Esther le gustan esos autores en cuyos libros aparentemente “no pasa nada”. Como los argentinos Juan José Saer, César Aira y Rodolfo Fogwill, de quien nombra “Runa”. También le gusta Francisco Casavella. “Leo mucho cómic y me gusta el periodismo narrativo”, concluye. Hacia allí parece que se van a dirigir sus pasos literarios.
Perra verde, escritora, outsider, fotógrafa, directora de cine, paseante de extrarradio, observadora de bares, periodista a su aire. Todo eso y lo contrario es Esther García Llovet.
Esther firmó un montón de libros

¿Nos ayudas? El libro ‘La primavera saharaui’ permitirá a las familias de los presos políticos de Gdeim Izik ir al juicio

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· El dinero recaudado con la venta del libro ‘La primavera saharaui’ irá destinada a las familias de los presos de Gdem Izik que tienen que viajar miles de kilómetros desde el Sahara ocupado hasta Rabat para poder asistir al juicio del 13 de marzo. Puedes comprarlo aquí. Ayudémosles. Un ‘ME GUSTA’ no sirve para nada; la compra sí:
La lucha de los saharauis por recuperar su tierra es larga y difícil. ¿Es posible vencer a un enemigo tan poderoso con poesía? ¿Podremos derribar el muro de la vergüenza con estribillos? ¿Serán nuestras palabras más certeras que las balas? La escritura es una eficaz forma de resistencia.
El próximo 13 de marzo tendrá lugar la tercera sesión del juicio civil a los presos políticos saharauis de Gdeim Izik, el campamento de la dignidad que durante un mes, entre octubre y noviembre de 2010, mantuvo en jaque al ocupante marroquí en las proximidades de El Aaiun (Sahara Occidental ocupado). Decenas de miles de saharauis levantaron sus jaimas y trasladaron el estado saharaui en el refugio también a la zona ocupada.
El grito de Gdeim Izik por la libertad del Sahara Occidental fue violentamente sofocado el 8 de noviembre de 2010. Las fuerzas marroquíes de ocupación asesinaron durante aquellos días a varios ciudadanos saharauis, como el menor Nayem El Garhi o Babi Hamdai, ciudadano saharaui nacionalizado español, asesinado por agentes marroquíes en El Aaiun el mismo día que se desmantelaba con extrema brutalidad el campamento. En aquellos tortuosos días hubo decenas de detenidos, torturados, desaparecidos.
Tres años después veinticuatro activistas saharauis fueron condenados por participar en el campamento a penas de entre veinte años y cadena perpetua el 13 de febrero de 2013. Se trataba de civiles condenados por un Tribunal militar en un juicio farsa, en el que los observadores internacionales independientes denunciaron que se habían fabricado ridículas pruebas para inculparlos.
Si en mayo de 2005 el inicio de la Intifada saharaui en los territorios ocupados inspiraba un libro de combate a los escritores de Generación de la Amistad, “Aaiun, gritando lo que se siente”, en 2011 se planteó la posibilidad de sacar una antología con textos de homenaje al campamento de Gdeim Izik. Con ambos títulos los escritores saharauis pretenden mostrar la dura realidad que acontece en los territorios ocupados, utilizando la palabra como arma. Decidimos editarlo nosotros mismos y en abril de 2012 el libro se ponía a la venta. Desde entonces se han realizado decenas de presentaciones y actividades con “La primavera saharaui”, cuyos beneficios se han destinado íntegramente a los presos políticos. Se trata de un libro de denuncia y activismo, que recoge poemas, relatos, análisis y una detallada cronología de la manifestación pacífica más grande en la historia del Sahara Occidental.
Ahora que se acerca la nueva sesión del juicio a los presos de Gdeim Izik retomamos la difusión del libro. Con lo recaudado en estos días, pretendemos ayudar a las familias de los presos que tienen que viajar miles de kilómetros desde el Sahara ocupado hasta Rabat para poder asistir al juicio. Os animamos a leerlo y a difundirlo.
Ojalá que nuestras palabras den voz a los presos políticos y a los saharauis que participaron en el campamento durante aquel mes que nos conmovió y nos llenó de orgullo saharaui. Que los versos de los poetas recarguen el ánimo de quienes defendemos la causa saharaui. Que el libro sirva para combatir las mentiras del ocupante y sus esbirros a sueldo. Que “La primavera saharaui” mantenga encendida la llama de Gdeim Izik. Y como decía el escritor saharaui Bachir Lehdad en el tercer aniversario de aquella gesta: “La lucha continua de la mano de la vida. Han pasado tres años de aquella acción, sin precedente en la historia de la lucha de los pueblos por su libertad, su dignidad y su independencia. Gdeim Izik. Un lugar que apenas unos cuantos saharauis conocían, hasta el nueve de octubre del año 2010. Solo era una pequeña explanada de la gran meseta del glorioso Izik, con sus exuberantes graras que dan cobijo a muchos roedores, leña a los panaderos, hierba fresca a pequeñas manadas de cabras y regocijo a alguna que otra familia, con deseos de paz y tranquilidad, lejos del bullicio de la ciudad, algún que otro fin de semana. A partir de aquel nueve de octubre, Gdeim Izik, se convirtió en un santuario de libertad, un foco de primaveras, tan necesarias y tantas veces reprimidas”.
*Conchi Moya (Madrid, 1971) es periodista licenciada por la Universidad Complutense

#Cocina Brócoli al vapor con huevo escalfado y crujiente de verduras y frutos secos

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De nuevo una propuesta muy fácil para cocineros principiantes como yo, que se puede preparar un fin de semana tranquilamente en casa. En este caso hemos elegido un par de platos vegetarianos muy ricos: Brócoli al vapor con huevo escalfado y crujiente de verduras con frutos secos.
En primer lugar hemos cocinado una verdura el vapor, brócoli. Hemos comprado una vaporera de silicona, en nuestro caso de Lidl, que cocina en horno o en microondas. La verdura cocinada al vapor tiene más sabor que la cocida en agua, una textura más entera y entiendo que conservarán más vitaminas.
Hemos preparado los huevos escalfados (o poché) de la manera que vi al cocinero Jamie Oliver en la tele. Se coge una taza pequeña y se cubre de papel film transparente. En el fondo se pone aceite; es muy importante no olvidarlo para que el huevo no se pegue, no olvidéis impregnar con una brocha todo el paquete. He visto en otras recetas que animan a echar con el huevo un poquito de queso, de jamón, de trufa o lo que se nos ocurra.
Se casca el huevo y se echa dentro de la taza, se salpimenta y se puede añadir alguna hierba más, de acuerdo a lo que estéis cocinando. Hacemos un paquete con una cuerdecita o directamente atando el papel film y lo colocamos en un cazo donde hemos puesto agua a calentar. Cuando el agua haya empezado a hervir suave lo dejamos 4 minutos. Una vez sacado, cortar a la mitad encima de la verdura.
La receta del crujiente es inventada. En este caso la verdura y los frutos secos los he picado en la picadora para que queden los trozos pequeños. He puesto cebolla, calabacín, berenjena, zanahoria y espinacas pero se puede mezclar la verdura que se quiera. Los frutos secos que he utilizado son almendras, avellanas y nueces.
Se sofríe todo en la sartén con aceite de oliva virgen extra (AOVE) y lo he ligado con un poco de queso Philadelphia. Se puede hacer, en lugar de con la crema de queso, con un poco de tomate natural o con una crema suave de alcachofas, espárragos, pimientos de piquillo… pero siempre con poca cantidad, sólo para ligar las verduras, procurando que no se “coma” su sabor. 
Se pinta cada capa de pasta filo con una pizca de aceite, se hacer un paquete, se pinta por fuera con huevo y al horno. A partir de ahí, se pueden hacer las variaciones que cada uno quiera.

T2: Trainspotting, escombro y desilusión de la cuarta década

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Quien se acerque al cine con la única referencia de la mítica película que encumbró a Danny Boyle y a sus intérpretes en 1996, pensando que va de nuevo a ver carreras trepidantes, drogotas, viajes chungos y una espectacular banda sonora como las de aquel film se va pegar un buen batacazo. Los cuatro chicos de Leith ya no cumplen los cuarenta y cinco y la vida a esa edad va a otro ritmo. Los cuarentagenarios podremos apuntarnos a la edad del pavazo pero no tenemos ni la resistencia ni la actitud ni el aguante que teníamos en los 90. Es así. Sabemos más de la vida pero ¿nos sirve para algo?
Mi acercamiento al universo Trainspotting no vino por la película que no vi hasta 2015, sino por los libros de Irvine Welsh. Leí Trainspotting, primera publicación pero segunda parte de la trilogía; después Porno, secuela en la que se basa T2, y posteriormente Skagboys, la precuela. Tres libros muy disfrutados, bien escritos y que van a más allá de la literatura meramente narcótica. Las narraciones de Welsh tienen conciencia de clase sin mitificaciones ni pamplinas. Sus personajes nunca ofrecen un comportamiento épico, en sus imperfecciones reside su verdad.
La novela publicada en 1993 se convirtió en un fenómeno a nivel mundial gracias al éxito de la película de Danny Boyle estrenada en 1996 y de la que ya se ha dicho todo. Sus actores saltaron a la fama, la banda sonora fue un bombazo y la película supuso una inyección revitalizante para el cine británico y sus intérpretes fueron lanzados a un estrellato indiscutible. En estos veinte años la vida ha continuado para todos ellos. Boyle consiguió un Oscar por “Slumdog Millionaire” en 2008, Ewan McGregor se convirtió en una estrella del cine participando incluso en la saga de La guerra de las galaxias e Irvine Welsh no ha parado de escribir desde su retiro dorado en Miami. La publicación de la secuela “Porno” en 2002 aventuraba que inevitablemente llegaría la segunda parte de Trainspotting al cine. Y aquí la tenemos.
La historia se inicia veinte años después de que el pelirrojo Renton huyera con varios miles de libras, botín de un golpe dado por los cuatro colegas. Veinte años fuera de juego, exiliado en Holanda en un intento infructuoso de enderezar su vida como honrado asalariado. Aquella trepidante carrera por las calles de Leith, se ha convertido en un cansino trote sobre la cinta de correr de un gimnasio, reflejo de toda la desilusión y escombro que conlleva la mediana edad.  T2 huye de la nostalgia, del sentimentalismo y de la idealización de aquellos tipos tirados de los que no se puede esperar un comportamiento ejemplar. Salvo Spud, el más sensible de todos y que cuando se inicia el relato sigue enganchado al caballo, los demás siguen yendo a lo suyo. Simon es aún más amoral, falso, retorcido, escéptico, envidioso y aprovechado; Renton es consciente de que la vida que torció con veinte años es imposible ya de enderezar, ni con el dinero robado a sus colegas ni con huida a Holanda, sólo le queda seguir siendo el mismo oportunista bajo su aspecto de hombre bello y bien conservado; Begbie sigue siendo un psicópata pasado por veinte años de cárcel y enormes deseos de venganza. La explosión está servida.
T2: Trainspotting habla de la falta de dinero y perspectivas. De picaresca cutre y palos chapuceros. De una vida laboral desoladora como un páramo, con Spud trabajando de albañil y perdiendo el empleo “por culpa del cambio de hora”, Sick Boy atado al fracaso sobreviviendo de la extorsión a viejos viciosos y Renton fracasando en su vida de oficinista. De llegar tarde a todas partes como leitmotiv vital. De lo que pudo ser y no fue, con una Diane convertida en una abogada de éxito a la que Renton sólo puede observar desde abajo. De hijos que se avergüenzan de sus padres drogadictos y presos. De exigua vida sexual, Viagra y gatillazos. Redes sociales, brecha generacional, enfermedad, inevitable cuesta abajo, soledad, falta de perspectivas. “Choose life”, el archiconocido monólogo de Renton, se convierte veinte años después en otra cosa: “Elige la vida. Elige Facebook, Twitter, Instagram con la esperanza de a que alguien, en algún lugar le importe. Elige revisitar viejos amores, deseando haber hecho todo de manera diferente. Y elige ver cómo la historia se repite. Elige tu futuro. Elige los realities, llamarla puta y vengarte subiendo fotos suyas desnuda a internet. Elige un contrato basura, tarda dos horas en llegar al trabajo. Y elige lo mismo para sus hijos, sólo que peor, y sofoca el dolor con una dosis desconocida de una droga desconocida hecha en la cocina de alguien. Y luego... respira profundamente. Eres un adicto, así que sigue con tu adicción. Simplemente sé adicto a otra cosa. Elige a los que amas. Elige tu futuro. Elige la vida”.
Uno de los grandes aciertos de la película es su magnífica fotografía, con momentos alucinantes, de la que es responsable Anthony Dod Mantle. Los monos que pasa Spud en su cochambroso piso de protección oficial, las cristaleras donde cuelga las fotos y las página de la historia sobre todos ellos que comienza a escribir, las escenas recogidas por videocámara, las firmas de Spud en el aire, las imágenes de la deprimente y sucia Leith y la verde y turística Edimburgo… Hay escenas en T2 que remiten a la película original como la mencionada carrera de Renton tan diferente a la trepidante carrera drogota con la que se iniciaba Trainspotting o las escenas de WC, aunque ahora Renton es más melindroso; también hay una escena altamente asquerosa en T2 cuando Spud entona su adiós a la vida con una bolsa de plástico en la cabeza. Por otra parte Boyle realiza en la película diferentes guiños de homenaje al cine clásico, como las sombras que proyecta Spud en su piso mientras pasa el mono que remiten a la inolvidable “Nosferatu”, o el juego de espejos en el local de Simon que bordara Orson Welles en “La dama de Shanghai”.
T2: Trainspotting, en definitivo, elige no ser ejemplo de nada. Se agradece.

Entrevista en De uno en uno, Onda Madrid. Haz lo que debas sin pedir permiso. Haz lo que decidas. Como puedas

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Hacer radio con gente que te gusta es uno de esos estados de felicidad perfecta. (Sin pedir permiso)
A veces pienso en que escribo libros para volver a los estudios de radio. Mi novela Sin pedir permiso me ha proporcionado varias entrevistas en radios de Lugo, Ciudad Real, Valencia, Toledo o Murcia y he tenido la suerte de visitar los estudios de Radio 3, Onda Madrid o Radio Vallekas. El miércoles 1 de marzo se emitía el “De uno en uno” de Isabel García Regadera en el que fui protagonista de una de esas entrevistas en profundidad que se marca Isabel. De su mano hice un repaso por mi trayectoria periodística, literaria y de activismo prosaharaui, con alguna que otra pincelada personal.
Radio, literatura, el Sahara Occidental, Madrid, mi abuela, Bahia Awah, La primavera saharaui, el punk, Haz lo que debas, el esforzado empeño del Do It Yourself, ilustradores, música, Sin Pedir permiso, los años 90, escribir porque no queda otro remedio, The Clash, la constancia, Vallecas, Los Bichos, Juan Antonio Vázquez, Delicias Saharauis, Cierre X impago, los crowdfunding. Fueron algunos de los temas que tocamos en una hora de entrevista que me recordó de nuevo que pocas cosas me gustan como hacer radio.
Comenzamos la entrevista con la canción “Marina” de Los Bichos para hablar de mi primera novela, Sin pedir permiso, publicada en diciembre de 2015. La canción comparte nombre con mi protagonista, un nombre que me gusta “y como el autor es el que decide sobre sus personajes decidí bautizarla así”.
Isabel encontró una conexión entre dos de mis obras “Haz lo que debas Sin pedir permiso”. Haz lo que debas es el nombre que le di a este blog allá por 2008. “Yo hago no lo que otros quieran que haga sino lo que yo pienso que debo hacer. Y cuando una cosa es justa no pidas permiso, hazla. Después asume las consecuencias”, como leitmotiv vital.
A los escritores siempre nos asalta la pregunta sobre qué hay de autobiográfico en nuestra obra. “Sin pedir permiso” surge de mi experiencia en la Escuela de Radio del IMEFE a mediados de los años 90 y mi participación en Radio Resistencia, radio libre madrileña fundada en 1997. “Muchas de las cartas que entonces escribía para mis compañeros aparecen adaptadas en algunos episodios del libro”. Isabel se pregunta si me ha servido para saldar cuentas con el pasado o es un ejercicio de nostalgia. No soy yo muy partidaria de nostalgias, aunque aquella fue una época maravillosa “porque tenía veinte años, no tenía obligaciones, las ilusiones estaban intactas, estaba en la radio, haciendo lo que queríamos, fue como un sueño”, todo aquel mundo se refleja en la niña asomada a la ventana que aparece en la deliciosa portada, obra de Marino Masazucra.
El disco de “Cierre X impago”, con mis letras y la música de Migüel Bastante, también ocupó un espacio en la entrevista, porque Sin pedir permiso es un libro lleno de música; también los barrios que aparecen en mi historia, Vallecas y Ventilla en especial; la época actual contrapuesta con la de nuestro pasado juvenil, también interesante y positiva “hay que mirar a la juventud y seguirla, ellos llevan la vanguardia”. El Do It Yourself se llama ahora crowdfunding. Los proyectos por fortuna salen, “la gente es muy generosa, la gente es maravillosa”. Se está volviendo a salir a la calle, se repite la efervescencia cultural que había en los 90 en los barrios, las radios libres, los locales okupas, los fanzines. “Los tiempos de crisis sólo tienen una cosa buena, que la gente agudiza el ingenio. Haz lo que decidas. Como puedas”. Lo mío es comunicarme, “contar cosas, expresarme, serán más interesantes o menos pero es lo que me gusta hacer”.
Madrid, “Vente pa Madrid”, la canción que me gusta usar para animar a mis amigos de fuera a que vengan a verme; nuestra ciudad, la ciudad que acoge, en la que no se pregunta a nadie de dónde viene, cualquiera puede ser madrileño si así lo decide. Madrid, escenario de las aventuras y desventuras de los personajes de Sin pedir permiso.
Y el pueblo saharaui, al que llegué de la mano de mi amigo Juan Antonio Vázquez, hombre de radio y de música, persona inquieta donde las haya, Jota en el libro; esto puedo decirlo porque lo sabe él. Convencida total por la causa, implicada totalmente en la causa por mi familia, por los amigos que he hecho estos años y por todo el pueblo saharaui, afectados directos de la invasión marroquí. Hablamos del activismo cultural con la causa saharaui que practico con mi compañero Bahia Mahmud Awah. Recordamos los libros de Bahia, fruto de su preocupación por el desarraigo de las nuevas generaciones saharauis y por preservar la rica cultura oral saharaui, además de mis tres libros dedicados al Sahara y nuestros libros en común como “Cuentos saharauis de mi abuelo”, una recopilación de cuentos de la tradición narrativa saharaui que adaptamos entre los dos al español. La charla también nos llevó a hablar sobre “La primavera saharaui. Escritores saharauis con Gdeim Izik”, libro cuyos beneficios son para ayudar a los presos políticos saharauis y sus familias, y que lanzamos para que la llama del campamento no se apague.
Porque los artistas mueven el mundo, tuvimos un rato para recordar a Antonio Vega, al que dediqué un libro “Desordenado corazón”, recopilación de artículos y entrevistas sobre él, siempre vivo, siempre presente, uno de esos artistas que conectan de verdad con la gente y al que admiro por su talento pero sobre todo “por su empeño en seguir adelante y transmitir sus letras y su poesía a pesar de sus obsesiones y sus problemas, de seguir adelante hasta el final”. Hablamos de la constancia, algo que creo que me caracteriza y que admiro en los demás.
Terminamos con mitomanía, mi amor por músicos que “forman parte de mi vida”, como George Harrison y The Who y de mi sorpresa al conocer que una compañera de trabajo los conocía en persona y había tenido un contacto estrecho con Pete Townshend a través de la red. Terminamos hablando de mis próximos proyectos, la crisis de los cuarenta y la edad del pavazo (que diría el gran Juarma).
Los Chichos, Ketama, The Clash, 091, Cierre x impago, Los Bichos, Antonio Vega, The Black Crowes o Nirvana nos acompañaron en una entrevista que fue un chute de felicidad. Muchas gracias a Isabel por el regalo.
Podéis escuchar el audio de la entrevista completa AQUI.

La bendición de la tierra de Knut Hamsun. Una obra enorme eclipsada por las circunstancias

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“La bendición de la tierra” de Knut Hamsun ha sido una de nuestras lecturas en el Gabinete de la Central. En esta ocasión no pude estar presente en la sesión por motivos laborales, por lo que me he perdido las explicaciones y comentarios, sin duda interesantes, de los invitados por Jesús Casals para hablar del libro. La extensa novela, larga para los quince días de lectura de que disponemos, me ha resultado fascinante y la relaciono de alguna manera con “El balcón en invierno” de Luis Landero, otra de nuestras lecturas del Gabinete, por lo que ambos libros tienen que ver con el mundo rural, un mundo por desgracia ya en retroceso en Europa.
Se retrata a una saga familiar en esta novela llena de acontecimientos y pasiones, templadas de alguna forma por la frialdad norteña de su autor, Knut Hamsun, controvertido escritor noruego, que vivió entre 1859 y 1952, premio Nobel de Literatura en 1920 y uno de los autores escandinavos más conocidos. Sin embargo su apoyo, en los últimos años de su vida al nacismo y a Adolf Hitler manchó su imagen irremediablemente. No voy a negar que conocer esta historia poco antes de finalizar el libro me desagradó sobremanera; para mí no es fácil desligar ciertos acontecimientos de las vidas de los autores, especialmente si son de esta naturaleza.
Volviendo al libro, que en verdad he disfrutado, “La bendición de la tierra” es un canto a la vida agrícola y a los colonos. El leitmotiv del libro es que la tierra siempre ofrece sustento cuando se trabaja bien, por lo que nada detiene a los colonos, que viven en comunión y armonía con la naturaleza. La visión de Hamsun es de una “Arcadia” idealizada, aunque no oculta la dureza de un modo de vida en el que el enorme esfuerzo muchas veces se viene abajo debido a inclemencias, sequías, plagas o enfermedades de los animales. Se refleja en “La bendición de la tierra” una constante lucha entre el mundo tradicional, representado por los colonos, y el mundo moderno, el de la industria, la minería y el comercio. La irrupción de un mundo lleno de prisa, ruido y “humo” venía a acabar con la paz y el equilibro de la vida tradicional que aún imperaba en el campo. “El rayo es el hombre veloz de nuestro tiempo. Pero el rayo como tal es algo estéril”, se afirma en el libro. Una nueva forma de vida llena de ruido y prisa pero que en definitiva no aporta nada.
Los que trabajan la tierra son para el autor “los imprescindibles”. Viven, en comunión con la naturaleza, “una vida recta, poderosa, marcada por una actitud ingenua y correcta”. Son independientes, autónomos y tienen gran autoridad. La cosecha es lo único siempre necesario; ese hecho incontestable es el que forja el carácter de los colonos. El hombre de campo es un tipo duro, nada refinado, que siempre tiene en cuenta la utilidad de las cosas.
La obra no se ha quedado vieja, el autor se muestra comprensivo con sus personajes, compasivo con sus defectos y sus tropiezos, siempre y cuando sean trabajadores y valoren la tierra. Su retrato de las mujeres parece incluso avanzado para la época en que está escrito (el libro se publicó en 1917). En el libro aparecen incluso infanticidios, recalcando lo injusto de culpabilizar a las mujeres, como resulta injusto que las mujeres sean consideradas frívolas y depravadas por determinados actos por los que no se culpabiliza a los hombres.
Hamsun hace brillar una prosa serena y elegante; esta sencillez, sensibilidad e incluso empatía del autor se contradice con lo que se conoce sobre su carácter iracundo y soberbio, combativo y peleón, sobre todo en los últimos años de su vida. De Hamsun se ha llegado a decir que “escribía con furia”.
Uno de los grandes alicientes de la novela es su completa saga de personajes y el impecable oficio con el que el autor los caracteriza y los insufla vida. Consigue una magnífica construcción de sus protagonistas, es generoso con ellos, comprende sus motivaciones, no les juzga, ni siquiera a los que quiere menos.
Isak es el personaje principal, con quien comienza la historia. Recto, fuerte, saludable, sencillo, bueno, justo, constante, trabajador, equilibrado, “nadie era menos astral que él”, tal vez es simple pero posee la inteligencia y determinación que da el entendimiento con la tierra. Isak, primer hombre de aquellas tierras, es una suerte de Adán que encuentra a su Eva en Inger. El paraíso lo crearán los dos a fuerza de durísimo trabajo. Isak no es un hombre instruido pero lo conoce todo sobre el campo y los animales.“Sabía lo que necesitaba saber”.
Inger llega a la vida de Isak aún joven. Tiene una malformación que la acompleja, un labio leporino, lo que ha sido un impedimento para sus relaciones con los hombres. Inger trabajará duramente junto a Isak, convirtiéndose en su esposa y la madre de sus hijos. Florecerá junto a él en una relación plácida, con el tiempo un tanto previsible, pasando por múltiples vicisitudes, incluso la cárcel, que servirá paradójicamente para darle formación y arreglar su problema físico. Su paso por prisión será determinante para el cambio de su carácter. Alternará momentos en que se muestra taciturna y beata con temporadas exuberantes en las que se siente florecer, esos momentos suelen coincidir con la presencia de otros hombres en la granja; Inger se sentirá entonces una mujer deseada y su corazón latirá por otros.
El paso del tiempo cambiará al matrimonio. A Inger le impondrá una calma en cuanto a sus pasiones. La edad alcanzará al titán Isak, que ve mermar sus fuerzas. Se convierte en sólo “un ser humano”, se siente “triste y marchito”. “Sus espaldas habían soportado el peso de una bestia de carga”. Siente la melancolía de los buenos tiempos de la juventud pero sabrá preparar su retiro con toda la sabiduría y la prudencia habituales de su carácter.
Los hijos mayores de la pareja son Eleseus y Sirvent. A Eleseus no le gusta el campo ni trabajar la tierra. Soñador, amante de los placeres, no tiene la fuerza de voluntad ni la capacidad de sacrificio de su padre y su hermano. Eleseus, derrochador, “no escatima” en gastos, aunque puede hacerlo porque siempre cuenta con el respaldo de sus padres. Dócil, débil, descarriado, el rechazo de su primer amor le hace cerrarse a las mujeres. No encaja entre los colonos, tiene “finas manos de escribiente y gusto femenino por los adornos”. Tira el dinero y hunde los negocios que emprende. Se siente demasiado elegante para trabajar la tierra, pero es el duro trabajo en la tierra el que sostiene su derroche. Se malogró cuando le llevaron de pequeño a estudiar a la ciudad “sus raíces fueron arrancadas y se lastimaron”. Sirvent, poseedor del mismo carácter que su padre, será el continuador del trabajo en la granja y el mayor apoyo de su progenitor.
Además de la familia del “Marqués del Páramo”, como conocen a Isak, hay toda una serie de ricos personajes poblando aquellas tierras.
Es el caso de Brede, colono vecino a la granja de Isak. Es inconstante, derrochador, un “cabeza loca”. No siente el amor por la tierra que tienen los demás colonos y no será capaz de conservar su granja. Su pensamiento como padre es el opuesto al de Isak, él pretende que sus hijos le mantengan. Su familia vive al día, tiene deudas, no es un hombre de palabra. No tiene ningún empacho en mostrarse obsequioso e incluso adulador con los que tienen poder o dinero.
La joven criada Barbro es inconsciente y alocada, no admite que la controlen. No tiene problema en hacer lo que haga falta para salirse con la suya. Trabajadora pero inestable. No siente remordimientos por sus acciones y disfruta de “actividades prohibidas.” “Era una sirvienta que trabajaba duramente y no conocía otra diversión que la de coquetear”. Había vivido en la ciudad, leía periódicos, “no era ninguna paleta”. “Nunca ha escatimado fuerzas, nunca ha sido perezosa”, “tiene facilidad para aprender y con frecuencia usa esa habilidad para su propia destrucción”.
Otros personajes son la vieja Oline, cotilla, husmeadora, basa su poder en lo que sabe de los demás, eso la hace temida; su presencia pone a la gente constantemente en guardia. Geissler, un personaje extraño relacionado con la explotación minera de la comarca, que siempre aparece en el momento que menos se le espera, y desaparece de la misma manera. Aronsen, el comerciante, un oficio por el que el autor no siente demasiada simpatía; sus ideas y carácter tampoco encajan entre los colonos. Hamsun deja clara su opinión sobre la bendición que supone la tierra incluso en la suerte de sus personajes. A todos los que no aman y trabajan bien la tierra, la vida se les tuerce y les va realmente mal.
En definitiva, “La bendición de la tierra” es una obra enorme, eclipsada por las circunstancias que rodearon a su autor. El debate está servido.
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“La bendición de la tierra”. Knut Hamsun. Traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo. Nórdica Libros. Madrid, 2015. 368 páginas.

Federico Guzmán plasma el “tiempo de desamparo” del pueblo saharaui en una exposición en el Ayuntamiento de Madrid

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Foto: Federico Guzmán

Las llamadas primaveras árabes desembocaron en finales abruptos en los diferentes países donde se desarrollaron aquellos levantamientos de las poblaciones civiles y que tuvieron su inicio, aunque casi siempre se obvia, en el campamento saharaui de Gdeim Izik a las afueras de El Aaiun ocupado.
Según se cuenta en el catálogo de “Tiempos de alegría /Tiempos de desamparo” que se puede visitar en CentroCentro Cibeles (Ayuntamiento de Madrid) hasta el 28 de mayo, la génesis de esta exposición está en la realizada en 2012 para celebrar la alegría que supusieron aquellas revueltas. Cinco años después, el resultado de los levantamientos son refugiados, desplazados, muerte, presos, guerras y falta de libertades. Llegaron los tiempos de desamparo.
El Sahara Occidental está presente en la exposición con tres obras del artista sevillano Federico Guzmán, autor de la monumental exposición “Tuiza”, jaima levantada en el Palacio de Cristal del Retiro de Madrid (2015) y en el Museo de San Telmo en Donostia (2016).
‘El mapa de la resistencia de El Aaiun’ es una de sus obras expuestas. Impresión digital sobre lona, 150x230 cm. Es, según Federico, “un trabajo en proceso con activistas saharauis en la capital del Sáhara Occidental ocupado”. Se trata de una obra que me atrae especialmente, compuesta por una cartografía central de la ciudad saharaui ocupada de El Aaiun, rodeada por dibujos de activistas y protagonistas de la resistencia pacífica saharaui. Así lo describí en un texto que publiqué en el blog de El País ¿Y dónde queda el Sahara?, del que se reproduce un fragmento en la exposición: “El Aaiun es hoy una ciudad doliente; palpita en los corazones de todos los que amamos al pueblo saharaui. La entrada del ocupante lo cambió todo. Varió la demografía, los nombres de las calles, hasta el color de los edificios, hoy pintados de un rojo extraño, odioso para la ciudad. Introdujo torturas, muerte, detenciones, desapariciones, terror… Violó el habla, la historia, la identidad. Separó familias, esquilmó recursos, abolió la jaima, maltrató al camello, extinguió la talha… ‘El mapa de la resistencia en El Aaiun’ está dibujado por José Fernández Ruiz y Federico Guzmán. Los dibujos están realizados a partir de entrevistas con saharauis víctimas de violaciones de derechos humanos en la ciudad ocupada. Alrededor de un gran mapa de El Aaiun Federico ha colocado una serie de ilustraciones con diferente temática, siguiendo el trazado de las calles conocemos los testimonios de las víctimas. Los saharauis renombran las calles, avenidas y barrios en las ciudades ocupadas, otra forma de resistencia y memoria. Hoy, Barrio Maatala, Eskeikima, Avenida de Smara; ayer, Casa Piedra, Barrio Cementerio, Barrio Colomina… Los orgullosos barrios saharauis forman el Mapa de la Resistencia de El Aaiún. Sobre el mapa de la ciudad se ubican los lugares donde se suceden protestas, represión, secuestros, cárceles secretas, detenciones ilegales, fosas comunes, asesinatos… la cartografía de la barbarie cometida por el invasor marroquí. Alrededor del mapa de El Aaiun se ubican los protagonistas de la resistencia pacífica”. (Conxi Moya).
Otra de las obras expuestas es ‘La Piedad Saharaui. Takbar Hadi y su hijo Haidala Mohamed Lamin’. (2016). Técnica mixta / lienzo. El cuadro, de gran tamaño, ocupa completa una de las paredes de la espectacular arquitectura del edificio de Correos donde se ubica actualmente el Ayuntamiento de Madrid. Impresiona plantarse frente al sufrimiento de la madre a la que el régimen marroquí le arrebató a su hijo. Así lo ve el propio Federico Guzmán: “Este cuadro colectivo representa a Takbar Hadi sosteniendo entre sus brazos el cuerpo de su hijo Haidala Mohamed Lamin. Las figuras evocan la escultura de La Piedad de Miguel Ángel representando la compasión de una madre por su hijo muerto. El 15 de mayo de 2015 Takbar Hadi empezó una huelga de hambre fuera del consulado marroquí en Las Palmas de Gran Canarias por el asesinato de su hijo Haidala Mohamed Lamin de 21 años. Haidala fue agredido por colonos marroquíes, con el respaldo de las autoridades de ocupación y la negligencia médica intencionada. Después de la muerte violenta de su hijo, Takbar decidió investigar y esclarecer las circunstancias de su muerte hasta las últimas consecuencias, denunciando y reivindicando frente a las autoridades. Takbar sólo consiguió el refuerzo del asedio policial y los asaltos a la casa de su familia, con agresiones dentro de la vivienda, torturas y destrucción de bienes; por no doblegarse ante el diluvio de presiones y sobornos (90.000 euros) a cambio de firmar el entierro de su hijo en silencio y abstenerse de cualquier demanda de autopsia e investigación. Las graves circunstancias que han rodeado la muerte de Haidala Mohamed Lamin y el convencimiento de que su madre está en su legítimo derecho de pedir el cuerpo de su hijo, cuyo lugar de enterramiento desconoce, para que se haga justicia, han motivado el apoyo de cientos de personas que se sumaron a la huelga de hambre en cadena de manera indefinida. La lucha de Takbar Hadi no sólo reclama justicia para su hijo, sino por extensión para todo el pueblo saharaui en su conjunto, por la descolonización, la justicia y el derecho a vivir en su tierra libre y en paz”.
Y finalmente podemos ver la obra ‘Ciudad del viento. Sobre un poema de Fatma Galia Mohamed Salem’ (2016). Monotipos/papel. Se trata de imágenes a partir de la animación en arena realizada por Federico sobre el poema ‘La ciudad del viento’ de la poeta saharaui Fatma Galia. El texto se dibujó colectivamente en el taller de Poesía en arena de la Tuiza, en el Museo de San Telmo de Donostia, como parte del proyecto Entre arenas / Hondar artean de la Capitalidad Cultural de la ciudad. “En la ciudad del viento /veo lo que nadie ve, /siento lo que nadie siente. Lo digo, lo repito /con el viento y /no me arrepiento. El desierto me hace sentir /como una princesa /en la ciudad del viento” dice Fatma Galia en su poema.
Os animamos a visitar la exposición en la que aparecen obras de los artistas Claire Angelini (Francia), Monika Anselment (Alemania), Antonia Bisig (Alemania), Dragana Brancović (Serbia), Christine Bruckbauer (Austria) y Patricia K. Triki (Túnez), Hommarus W. Brusche (Holanda), Wojciech Cieśniewski (Polonia), Carlos Correia (Portugal), Selim Gribaa (Túnez), Federico Guzmán (Sevilla), Peter Hauenschild (Austria), Alfredo Igualador (Madrid), Sofía Jack (Madrid), Annie Kurkdjian (Líbano), Hela Lamine (Túnez), Yasemir Nur (Turquía), Gisele Ribeiro (Brasil), Simeón Saiz Ruiz (Madrid), Belén Sánchez Albarrán (Madrid), Rafael Sánchez-Mateos Paniagua (Madrid), Marek Szymański (Polonia) y Wolfgang Wirth (Austria). Se puede visitar hasta el 28 de mayo de 2017.






Desde la emoción y la memoria. Presentación de “Mariem Hassan. La voz indómita”

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Sabíamos que iba a ser una presentación emotiva pero no pensábamos que iba a hacernos reflexionar y recordar tanto. Desde que Mariem Hassan se marchó en agosto de 2015 se han sucedido recordatorios y lamentos en todo el mundo pero era hora de plasmar el enorme legado que la legendaria cantante ha dejado en la historia del pueblo saharaui y la música de raíz. Porque Mariem ya es patrimonio de todos, no sólo de su gente.
Los acontecimientos más relevantes en la vida suelen producirse por casualidad. Zazie Schubert-Wurr y Manuel Domínguez de Nubenegra han vivido dieciocho intensos años al lado de una figura colosal, como fue la cantante de Smara, y al lado del pueblo saharaui ejerciendo el activismo cultural y musical a favor de una causa justa que cumple ya cuatro décadas. Tantas vivencias no podían caer en saco roto y ambos han encontrado una vía de escape a sus incontables recuerdos con la publicación de un libro. “Mariem Hassan. La voz indómita”, el resultado de varios meses de ingente trabajo, por fin ha visto la luz y el sábado 18 de marzo un grupo de seguidores de la cantante nos reuníamos en la nueva sede de la librería Sin Tarima para celebrar a Mariem y la historia vital y musical de una mujer que no se ha amedrentado , no se ha rendido bajo ningún concepto, que ha cantado a la justicia con empeño y afán, y que ha convertido la tristeza en arte y en sonrisa, la de quien sabe que tiene la razón.
Manuel Domínguez nos avisaba al inicio de la presentación: “Quiero pediros que uséis los ojos para mirar el libro pero lo sintáis con el corazón. Es un libro con las emociones a flor de piel, con licencia para llorar”. Y hubo lágrimas y por mi parte muchos recuerdos, porque la música de Mariem me ha acompañado todos estos años de militancia en la causa, ha sido mi banda sonora; su música forma parte de mis primeros pasos, cuando viajé a los campamentos en abril de 2000 con motivo del ‘II Festival Sahara en el corazón’ en el que ella participaba. “Mariem Hassan. La voz indómita” es un libro escrito a dos manos y dos corazones, los de Zazie y Manuel “jefes” y finalmente familia de esta indomable mujer nacida en 1958 en Smara. Está narrado en primera persona y de forma cronológica, desde que en 1997 Manuel avisara a Zazie de que se iban a los campamentos saharauis a participar en un festival de música. “¿Y quiénes son los saharauis?”, fue la reacción de Zazie; no imaginaba entonces el giro que iban a dar sus vidas. El libro se acompaña de un CD con canciones inéditas, colaboraciones de la cantante saharaui con otros artistas, alguna en directo, y de un DVD en el que se recogen entre otras piezas una grabación con Mariem y su familia en Mheiriz, realizada hacia 2014 por el director Javier Corcuera. En un momento de la grabación, Mariem, tan lúcida como siempre, afirma: “El mensaje artístico da a conocer la situación de este pueblo que nadie conoce”.
Durante la presentación se habló de diferentes aspectos artísticos de la carrera de Mariem, como la colaboración con poetas saharauis de la talla de Zaim Alal o Beibuh, sus dificultades para encontrar un guitarrista saharaui tras el fallecimiento de su amigo Baba Salama, o la impresión que dejaba Mariem en todos los músicos que la conocieron, como los integrantes de Yemen Blues, Ravid Kahalani y Shanir Blumenkranz, quienes viajaron desde Tel Aviv y Nueva York para grabar una única sesión con la cantante saharaui. “Son muestras de la universalidad de Mariem como saharaui y como músico”. O su paso por el WOMAD, su exitosa gira en Australia y Nueva Zelanda en 2010 y sus incontables éxitos en las listas de música étnica.
Manuel siguió recordando los momentos vividos con Mariem, los 18 años juntos que se recogen en el libro. En enero de 1998 viajaron a los campamentos a grabar lo que sería la mítica caja “Saharauis”, compuesta por tres discos, un trabajo del que se desentendió finalmente la entonces AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional). Fueron un equipo de cuatro personas a grabar a los campamentos en unas condiciones bastante complicadas un trabajo en el que se recogen temas de la propia Mariem, además de Nayim Alal, Mahfud Aliyen, Hadhum Abeid, Mohamed Salek o Aziza Brahim entre otros. Unos meses después la caja se ponía a la venta, se celebraba el I Festival Sahara en el corazón, numerosos músicos saharauis realizaban conciertos en Europa y Manuel y Zazie comenzaban lo que sería una apasionante historia de conocimiento de la música y cultura saharaui de la mano de Mariem. “Aún la estoy descubriendo, tras casi veinte años de trabajo y amistad aún estoy en ese proceso”. La idea de escribir el libro partió de ella, empeñada en traducirlo además de al inglés, al alemán, “los alemanes deben saber quién es Mariem Hassan”. Zazie destacó que quiere un trabajo muy bien hecho, el pueblo saharaui “un pueblo vivo, alegre y activo”, lo merece.
A pesar de la intención de celebrarla con esa sonrisa que siempre estaba presente en el rostro de Mariem, hubo momentos amargos cuando se recordó cómo se apagó la artista, fue en agosto de 2015, Manuel y Zazie explican que no quisieron estar presentes en aquellos últimos días, para dejar a la familia con su intimidad, “aunque ellos son maravillosos y se vuelcan con nosotros cuando vamos”. En la presentación se encontraban algunos miembros de la familia, como su hija Agaila, quien agradeció el homenaje y las muestras de cariño hacia su madre y destacó “la suerte de tenerla en discos y en libros” a pesar de no acostumbrarse a su ausencia. Sidi Mohamed Talebbuia, sobrino de Mariem, recordó a su tía como “una mujer hiperactiva y alegre, siempre con una sonrisa”. Su madre y Mariem más que hermanas “eran uña y carne, las dos han sido nuestras madres”. Sidi Mohamed se refirió a la naturalidad con la que la artistas se tomaba la vida y la muerte, “una característica de todas las mujeres de su generación, que pasaron tanto”, perdieron en la guerra hermanos (Mariem perdió a tres), padres, tíos, hijos o esposos. “Vivir o morir no tiene tanta importancia; lo importante es el legado, no dejar mal recuerdo ni tristeza, la vida continúa”, afirmó.
Jira Bulahi, representante del gobierno saharaui para España y amiga personal de Mariem Hassan, agradeció este trabajo porque Mariem “es patrimonio de los saharauis; su voz, su mensaje, su paz, su causa, su arte, es una representante de las mujeres saharauis, que a pesar de todo lo que han pasado se mantienen en pie”. Una afectada Jira, “somos humanos y nos puede la emoción”, destacó que la vivencia de Mariem es la de todo el pueblo saharaui, “era el soporte de su familia y un símbolo para todos los saharauis, transmisora de tantos sentimientos”. La representante saharaui hizo referencia a una frase de Mariem “que Marruecos se lleve todo lo que ha dejado, a los saharauis nos bastan las acacias”, destacando que el mensaje de Mariem “es un arma poderosísima que llega a todo el mundo, es patrimonio del Sahara y de toda la humanidad”.
La escritora Fanny Rubio, presente en Sin tarima, visitó los campamentos de refugiados saharauis en el recordado viaje en 1981 de los intelectuales españoles (José Agustín Goytisolo José Caballero Bonald, Javier Reverte, Emilio Sola, Agustín Millares, Javier Villán, entre otros). Intervino para destacar la fuerza de los saharauis que sintieron en aquel viaje, realizado en momentos muy duros. Sobre Mariem Hassan afirmó que “lo que queda es la voz, la mirada, la utopía, el sueño, el arte. Mariem fue una mujer valiente, utópica, madura, soñadora, coherente, sin frustración, siempre constructiva. Su voz es lo que va a permanecer generación tras generación”.

Mirando el libro con el corazón, como decía Manuel, se me agolpan los recuerdos de tantos momentos en que he vibrado con el directo incendiario y elegante de Mariem Hassan: en la wilaya de Smara bajo el manto de estrellas de los campamentos; junto a Enrique Morente en Guadalajara, en una abarrotada Plaza de Callao; tantos conciertos en la Suristán, Clamores o en Galileo Galiei; la última vez en que la disfrutamos, octubre de 2012, presentando su último disco “El Aaiún Egdat”; las clausuras a cargo de Mariem de varias de las Jornadas por el Sahara Occidental de las Universidades Públicas Madrileñas, inolvidable la del año que presentó ‘Shouka’ con una Mariem envuelta en la bandera saharaui poniendo en pie a la gente que abarrotaba la sala del Círculo de Bellas Artes donde se celebraban las jornadas…. Interminable. “Canta Mariem, canta que tengo el corazón ausente y la voz quebrada” rezan los versos que le dedicó Ebnu en 2007 en Frigiliana. Síguenos cantando Mariem, tu voz nunca se apagará.




“Estabulario” de Sergi Puertas. Un plato desagradable y adictivo, servido por Impedimenta

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Debo confesar que según me adentraba en la lectura de “Estabulario” no dejaba de pensar qué hacía yo leyendo un libro como el que acaba de publicar Sergi Puertas en Impedimenta. Porque no es el tipo de libro que suelo leer, ni la clase de libro que me gustaría escribir. La ciencia ficción y el gore no son lo mío. Me incomoda la distopía que muestra “Estabulario”, colección de seis relatos largos que presenta una “sociedad hipotética (absolutamente) indeseable”. Y sin embargo no podía dejar de leer. Sergi Puertas me estaba liando, embuchándome con su magnífica escritura enormes cucharadas de un plato tan desagradable para mi paladar lector, como adictivo.
Ha apostado Impedimenta por un libro y un autor muy diferente de lo que nos tiene acostumbrados. Identifico a esta esforzada editorial con escritores preferentemente europeos del siglo pasado, con obras exquisitas y refinadas. Así que este libro, un puñetazo en la nariz, me ha dejado fuera de juego. O no tanto porque Impedimenta en realidad lo advierte en su web “Diez años (diez años ya) buscando grandes obras literarias con las que sorprender a nuestros lectores”.
Numerosas sorpresas ofrece Estabulario, con relatos que empiezan descolocando al lector con la equívoca información que escupe la historia. Poco a poco se irá desentrañando la trama a medida que avanzamos en la lectura. Pero “Estabulario” es lo contrario a un libro fácil, el lector debe poner de su parte y, entre sorpresas y desconcierto, no ser capaz en ocasiones de encajar todas las piezas.
Un camarero de un mastodóntico restaurante chino no puede deshacerse del uniforme de carne adherido a su ADN que lo convierte en un obeso buda; españolas secuestradas por islamistas que ejercen de esclavas sexuales y cocineras, cuya liberación depende de las instrucciones que se dictan por televisión; una Andalucía independiente, mezcla de dictadura islámica y Corea del Norte a la que se trasladan los componentes de un delirante reality televisivo; las macabras instrucciones de lo que empieza pareciendo una operación de pelotazo inmobiliario y acaba como el rosario de la aurora (el relato que más me ha gustado); unos seres extraterrenales cuyos cantos producen dolor y apocalipsis (relato de magnífica estructura). Narraciones desesperadas con unos pobres diablos como protagonistas (cualquiera podemos serlo), pesimistas irredentos atrapados en situaciones límite, y siempre la tecnología como una complicada pesadilla que inevitablemente trae terribles problemas. En el libro se reflejan algunas de las obsesiones del autor, la despersonalización del individuo, la esclavización del trabajador, la dictadura de las grandes empresas, el mal uso de la tecnología, personajes desconcertados inmersos en situaciones muy locas e imposibles de controlar.
Sergi Puertas, autor de mi quinta, nacido en 1971, es un “culo inquieto”, novelista, músico, poeta, guionista de cómic, fue redactor jefe de la revista El Víbora hasta su desaparición en enero de 2005. Ha escrito en numerosas publicaciones como la ya desaparecida El butano popular.
Infección, sangre, vísceras, adicciones, terror, enfermedad, armas, amenaza nuclear, seres extraterrenales, locura, suciedad, apocalipsis, la telerrealidad como un infierno tangible, guerra, trabajo alienante. Violencia. Situaciones locas y personajes desesperados, que se enredan en este “Estabulario”, una sorpresa de Impedimenta. 

“La primavera saharaui. Escritores saharauis por Gdeim Izik”, un libro para que llama del Campamento de la Dignidad no se apague

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Mi participación en el blog de El Pais "¿Y dónde queda el Sahara?". “La primavera saharaui. Escritores saharauis por Gdeim Izik” es un libro de resistencia, nacido para dar a conocer los sucesos ocurridos en este campamento que reunió a miles de familias saharauis entre octubre y noviembre de 2010, a unos 16 kilómetros al sureste de El Aaiún ocupado, capital del Sahara Occidental.
Durante los dos meses que duró la acampada, cerca de 15.000 jaimas se instalaron en el lugar para apoyar las reivindicaciones del pueblo saharaui contra la ocupación marroquí. Sin embargo, entre el 8 y 9 de noviembre, las fuerzas marroquíes intervinieron en el lugar reprimiendo a quienes se manifestaban, con bombas incendiarias, utilización de chorros de agua ardiendo a gran presión y practicando numerosas detenciones.
Se trata de un conjunto de poemas y relatos, más una cronología, que nacieron de la rabia y la impotencia ante la respuesta violenta de la fuerza policial marroquí frente a saharauis desarmados y que pacíficamente protestaban por sus derechos. Una marea de jaimas que supuso para muchos analistas la chispa de las revueltas que se sucedieron en otros países árabes.
Precisamente en estos días se celebra un nuevo juicio contra los activistas saharauis del llamado Grupo de Gdeim Izik,  24 presos saharauis que llevan varios años encarcelados tras ser detenidos por su participación en el campamento. Organizaciones internacionales, abogados y observadores independientes han denunciado que los presos han sufrido todo tipo de torturas, abusos y malos tratos. Fueron juzgados por primera vez por un tribunal militar (a pesar de ser civiles) en febrero de 2013. De allí salieron sentencias de entre 20 años y cadena perpetua, según los casos.
La motivación que llevó al grupo de escritores saharauis es que la llama de Gdeim Izik, que aparece en la portada del libro, no se apague. “La primavera saharaui” es un libro de todos, un libro jaima construido gracias a una tuiza[1]en la que colaboramos todos los que hicimos posible el libro y todos los lectores, amigos, colectivos y asociaciones que lo han comprado y han realizado presentaciones y diferentes actividades con él.
Hemos preguntado a los escritores saharauis qué pretendían reflejar con su participación en el libro y qué importancia tiene según ellos Gdeim Izik en la historia de la lucha del pueblo saharaui. Estas son algunas de sus respuestas.
Ali Salem Iselmu
En el poema que publiqué en el libro, he intentado reflejar la situación dramática que se vivió en el campamento, durante todo el tiempo que estuvo sometido por el ejército marroquí, hasta el asalto final. Eso demuestra que desde que bombardearon Um Draiga hasta la fecha de hoy, han actuado siempre con mucha impunidad y crueldad hacia el pueblo saharaui.
El campamento de Gdeim Izik es la continuidad de la lucha de los saharauis de generación en generación. Podemos hablar de la sublevación de Zemla, del éxodo, la guerra, el levantamiento del 2005. Es la lucha mediante la protesta pacífica que Marruecos convierte en violencia, porque sólo desde una situación caótica puede frenar la resistencia. Esa es la lección de Gdeim Izik: activistas de derechos humanos, juzgados por un tribunal militar.
Mohamed Salem Abdelfatah Ebnu
Yo colaboré con tres poemas, el primero se titula “Silencio infernal” y la intención era reflejar, en sus dos estrofas, primero los dramáticos y duros momentos que vivieron los protagonistas de la gesta de Gdeim Izik y luego la indiferencia y el silencio del mundo ante los sufrimientos y la desesperación de miles de niños, mujeres y hombres que solo aspiraban a ser libres. El segundo poema se titula “La otra mejilla” y es un poema breve donde un padre reflexiona sobre la situación saharaui y le aconseja a su hijo tomar las armas porque es la única salida que el enemigo nos deja, es un mensaje de un combatiente veterano a las nuevas generaciones ¿Hasta cuándo seguiremos esperando? Tantas resoluciones, dictámenes, planes no han conseguido la libertad de los saharauis y todo parece indicar que el enemigo ha cerrado el camino a todas las opciones que conducen a la paz. Y el tercer poema se titula “Aaiún” donde intento hacer un juego de sonidos entre el nombre de la capital saharaui y las palabras “Hay un” y como anáfora emerge el dolor de la ciudad sitiada, vejada y torturada por el régimen marroquí, no solamente durante los días de Gdeim Izik, sino desde que fue invadida y ocupada hasta nuestros días. Sin embargo también desde el dolor se fortalece el deseo de la libertad y retoña la esperanza de un mañana mejor.
Gdeim Izik fue una llama que iluminó más allá de las fronteras saharauis y a la vez fue un grito de auxilio que las potencias, como habían hecho a lo largo de los últimos cuarenta años, optaron por no oír.  Para mí fue una gesta, un hecho que quedará grabado en la historia de la lucha del pueblo saharaui porque significó un despertar, una sacudida para la conciencia nacional. Fue como decir ¡Arriba, levantaros, éste es el camino y hay que seguir! La reacción desmedida y salvaje del ocupante marroquí fue la mejor demostración de la importancia de Gdeim Izik para la lucha del pueblo saharaui; el enemigo arrasó con el campamento de la dignidad porque tenía miedo, porque lo que demostraron aquellos saharauis con unidad, convicción, firmeza, decisión y resistencia, al régimen marroquí le causó pánico y la respuesta fue borrar el campamento de la faz de la tierra. Acabaron con el campamento pero no acabaron con la dignidad, el miedo ya no lograrán superarlo, hoy les da miedo hasta una tienda de campaña en la playa.
Larosi Haidar
Toda una avalancha de sentimientos y emociones que se le vienen a uno encima cuando es informado de una barbarie como la de Gdeim Izik. Esos sudores y escalofríos que nos inundan y nos hacen vibrar de indignación e impotencia ante el calvario vivido por nuestros hermanos y hermanas; ante el sinvivir cotidiano suministrado cruelmente por las fuerzas de ocupación; ante la fría indiferencia de muchos de fuera y, especialmente dolorosa, la ovejuna cobardía institucional del Estado español.
Además de ser considerado por Noam Chomsky el detonante de la Primavera Árabe, su relevancia radica en ser, en esencia, una repetición histórica de las masacres perpetradas por el ocupante a lo largo de siete lustros de salvaje ocupación. No me puedo quitar de la mente aquella triste imagen, hace ya décadas, de miles de saharauis desperdigados por el desierto en busca de cobijo, de seguridad, al verse invadidos y convertidos en pueblo errante que vaga de valle en valle, de campamento en campamento. Las masacres cometidas entonces (Tichla, Um Draiga, etc.), hechas realidad gracias a los aviones franceses y al efectivo fósforo blanco, serían recordadas treinta y cinco años después en el espíritu de la manifestación pacífica de Gdeim Izik. En este sentido, Gdeim Izik supone un punto de inflexión, una llamada de atención al Reino de Marruecos y a la Comunidad Internacional para que sepan que, en el Sáhara Occidental, existe un pueblo dispuesto a luchar por su libertad y su dignidad hasta el último suspiro; hasta la última gota de sangre, el último aliento… En dos palabras, Gdeim Izik es un enorme y altisonante ¡BASTA YA!
Mohamidi Fakal-la
En primer término el propósito era hacer llegar la lucha pacífica de los saharauis, que viven bajo tensión y represión permanente de las autoridades de ocupación marroquí. Por una parte, y por otra, es sensibilizar a la opinión pública internacional sobre lo que acontece en aquellos territorios, desconocidos y olvidados por políticos y medios de comunicación.
En realidad, Gdeim Izik representa para el pueblo saharaui en su totalidad un jalón de suma importancia en su larga lucha por la independencia. Por tanto, Gdeim Izik es un plebiscito popular y una tribuna abierta, donde los saharauis han demostrado al mundo la cohesión en torno a los objetivos de autodeterminación y el rechazo categórico a la ley de fuerza con que Marruecos ocupó en detrimento de la legalidad internacional el Sahara Occidental en 1975.
Limam Boicha
Escribir el poema: “A qué esperamos hermanos” fue como lanzar un grito de rabia, de dolor, por todo el sufrimiento que han padecido (y sigue padeciendo) nuestra gente en las zonas ocupadas. Al mismo tiempo el poema es un grito de resistencia, de llamada a la lucha y a la esperanza. En cuanto al artículo que escribí en aquellos primeros días del levantamiento popular saharaui, hablo también de lucha y esperanza y explico que en la historia moderna han habido varios acontecimientos que en sus inicios parecían meros sucesos anecdóticos, pero en meses o años posteriores, se ha comprobado que habían sido el detonante de dinámicas imparables que desembocaron en la independencia de países como Estados Unidos, la India, Pakistán, Finlandia, entre otros.  
Gdeim Izik ha sido una acción audaz e inteligente llevada a cabo por una parte del pueblo saharaui que vive bajo la ocupación marroquí, para reivindicar sus derechos y su dignidad. Gdeim Izik no solo se recordará como un momento histórico, sino como algo trascendental que abrió definitivamente el camino hacia la autodeterminación y la independencia, gracias a la resistencia pacífica y activa de todo un pueblo. Hay muchos Gdeim Izik. Gdeim Izik sigue y seguirá.       
Zahra Hasnaui
El POLISARIO nació oficialmente en el año 1973. Dos años después, ante la visita de Naciones Unidas a la ciudad de El Aaiun, hubo una manifestación multitudinaria que mostró claramente el sentir del pueblo saharaui. Había despertado para ejercer su derecho a la libertad tras un siglo de colonización. La manifestación se produjo en una explanada de camino al aeropuerto, toro de Osborne presente, y se extendió por todo el recorrido de la visita onusiana. No pensé volver a presenciar una que incluso la superara, ahora ante otra colonización, la marroquí. El pueblo salió a reivindicar su legítimo derecho a la autodeterminación. La represión fue brutal, asesinato de niño incluido. Se nos atropellaban las palabras… “La Primavera Saharaui” fue un intento de canalizar los sentimientos de forma racional y un grito por las voces que se intentaban acallar en Gdeim Izik.
Bachir Ahmed Aomar
Los poemas eran de solidaridad con los participantes en el campamento en un momento tan crítico. Gdeim Izik creo que es un momento histórico en la lucha del pueblo saharaui. Una demostración de fuerza hacia la ocupación. Es el mensaje directo a Marruecos de que el pueblo saharaui está unido y que no hay marcha atrás en cuanto a su lucha. Prueba de ello es la fuerza de los presos de Gdeim Izik y el apoyo de todos.
Salka Embarek
Visité la zona de Gdeim Izik unos meses después del terrible desmantelamiento, y al recorrer ese espacio sentí un profundo amor por la causa que defendemos. Mi pretensión al escribir mis humildes textos no fue otra que la de intentar transmitir, de la mejor forma que sé, ese amor a quien quiera que los leyera.
Gdeim Izik marcó un antes y un después en la larga lucha del pueblo saharaui. A pesar de los más de 30 años de ocupación marroquí, el pueblo saharaui demostró a su opresor y al mundo entero que seguirá luchando por la independencia, y que el sufrimiento que padece la población en las zonas ocupadas tendrá respuesta en cualquier momento porque la voluntad del pueblo no se puede contener ni erradicar.
Bahia Mahmud Awah
El proverbio saharaui reza “Aquel que no haya acudido el día de su esquile y cura no es un bienhechor”. Gdeim Izik era un grito y clamor a los saharauis por sublevarse contra la opresión, la humillación y el sometimiento extranjero marroquí y de lucha por la libertad. En respuesta a esa gesta pretendí aportar mi granito de arena acompañando a una heroica acción nacional contra el dominio colonial y de ocupación. Cada saharaui y cada saharauiya, ese día, lo ha desempeñado a su manera, desde formar parte de la propia protesta pacífica, hasta dar la vida acribillado por las balas del ejército marroquí y su aparato represor. Desde mi exilio, me volqué con mis versos como respuesta de apoyo a nuestros hermanos y en especial a los miles de mujeres y hombres que protagonizaron la sublevación anti ocupación marroquí y pagaron sus consecuencias con la cárcel, la muerte, la condena perpetua de los tribunales militares y la persecución.
En la lucha de los pueblos por su libertad, la historia nos ha enseñado que hay momentos en los que el sometido está entre dos opciones: romper las cadenas del miedo y luchar hasta la victoria o resignarse ante el poder del opresor y morir devorado en sus cloacas. Gdeim Izik para mí fue el grito de Zemla de 1970 contra el colonialismo para librarse del yugo colonial español, como lo fue el grito de Baire de 1895 en Cuba. Gdeim Izik fue el grito contra la ocupación marroquí en el Sahara Occidental y un ansiado clamor por la libertad, que no esperaba más.  
Conchi Moya, antóloga de “La primavera saharaui”


[1]Palabra en hasania que denomina un trabajo solidario y colectivo, en referencia al acto de reunirse, participar, construir algo entre todos. Por ejemplo las mujeres saharauis se reúnen en una tuiza para construir sus jaimas.

27 de marzo. Vinos y aniversarios

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16 años de pan y celebración.
Todos los días son 27 de marzo.

Tino Casal y el arte de un ser excesivo

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“Me miran de arriba abajo. A la gente le da envidia cómo me visto”. Tino Casal.
Para nosotros, niños en los años 80, Tino Casal (José Celestino Casal Álvarez. Asturias, 1950 - Madrid, 1991) se convirtió en un personaje habitual de Aplauso, Tocata y Rockopop, programas musicales de aquellas décadas que a mí me fascinaban. Artistas como Tino Casal colorearon la antigua tele franquista de años pasados y cambiaron por chupas rosas los trajes gris marengo de los tecnócratas del régimen. Sólo por enseñarnos que la vida podía tunearse merece la pena Tino Casal, todo lo demás es un plus.
“El arte por exceso” es el nombre de la exposición compuesta por 200 piezas que le ha dedicado el Museo del Traje en Madrid. El visitante es recibido por el enorme cuadro de Costus “Caudillo”, en el que aparece Tino vestido de cuero y con melena llameante al viento ante el Valle de los Caídos.  Dentro esperan ropa, cuadros, esculturas, complementos, zapatos y objetos personales del cantante. Porque Tino Casal fue mucho más que música. Convertido en una especie de Bowie patrio, creó con tesón su propio personaje. Pintor, escultor, decorador, productor, diseñador de moda, estilista, escenógrafo.
Comenzó su carrera musical a la temprana edad de trece años, pasando por varias bandas en la década de los sesenta como Los Zafiros Negros o Los Archiduques, donde practicaba un pop muy de la época con pinceladas folk. A mediados de los setenta se marchó a Londres, donde reafirmó su poderosa estética. De vuelta a España consiguió un contrato discográfico y se dedicó a tiempo completo al espectáculo. Sólo pudieron retirarle del escenario un problema de necrosis en una pierna, que le obligó a una larga convalecencia, y el accidente de coche por el que perdió la vida hace veinticinco años.
Entre sus éxitos se encuentran “Champú de Huevo”, “Embrujada”, “Bailar hasta morir”, “Pánico en el edén” (sintonía de la Vuelta ciclista a España en aquellos años en que la música techno y el grupo Azul y Negro acompañaban a los ciclistas mientras pedaleaban) o “Eloíse”, la majestuosa versión de la canción de Barry y Paul Ryan, que también interpretaron The Damned.
Tino traspasaba sus estilismos a los músicos que le acompañaban en las actuaciones televisivas y en los conciertos, siempre rodeado de unas escenografías barrocas y delirantes muy en su línea. Zapatos, pendientes, broches, brocados y encajes, pieles, “cebrerío y serpenterío”, chaquetas de hombreras imposibles, ropa arquitectónica, chupas de cuero pintadas a spray, pantalones estampados. Cuidaba al milímetro el peinado, el tinte y el maquillaje. Acumulación, superposición y exceso, Tino elevó el glam a la enésima potencia.
Colaboró con los más pintones de aquella época. Fue modelo de las pinturas de Costus, le fotografiaron Pablo Pérez-Mínguez, Juan Nebot, Álvaro Villarrubia o Miguel Trillo. Pintó al alimón con MacNamara y colaboró con importantes modistos como Francis Montesinos y Antonio Alvarado.
Tenaz, excesivo, audaz, inquieto, precoz, teatral, dandy, fetichista, elegante, una suerte de Diógenes para acumular objetos barrocos, estos titulares aparecidos en la prensa española dan cuenta de su dimensión: “Cada día estoy menos loco”, “No me gustaría ser una petarda de mayor”, “He visto la muerte de cerca y tenía mi cara”, “Soy bastante mejor de lo que esperaba”. 



“Del color de la leche” de Nell Leyshon. Un libro hermoso, brutal y necesario

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(Foto de la red) Las lecturas del Gabinete que coordina Jesús Casals en La Central resultan habitualmente un acierto; accedemos a literatura de alta calidad que supone un auténtico disfrute. Uno de los libros que más huella me ha dejado en estos dos años de participación en el Gabinete es sin duda “Del color de la leche” de la dramaturga y novelista Nell Leyshon. Editado por Sexto Piso, el libro recibió en 2014 la mención a la Mejor Novela según los libreros de Madrid. No hay más que leer este libro, crudo y auténtico, para darse cuenta de que se trata de un premio más que merecido, independientemente de rankings y honores.
Dominación de los hombres sobre las mujeres, de los amos sobre los criados, de los padres sobre los hijos, del fuerte sobre el débil. Oscurantismo, pobreza, violencia, abuso, brutalidad. Dolor latente en un libro ambientado en la rígida y estratificada Inglaterra de mediados del siglo XIX, cuya protagonista es una joven campesina. “Woman is the nigger of the world”, cantaba John Lennon. Nacer mujer, en según qué geografía, época, clase social o circunstancia, fue y sigue siendo un terrible drama. En muchos lugares del mundo ser mujer sigue siendo inevitablemente sinónimo de sufrimiento. Hay diferentes formas de contar, la literatura es un camino especialmente eficaz para la denuncia, para dar a conocer situaciones injustas y desiguales. Si además se cuenta tan bien como lo ha hecho Nell Leyshon en “Del color de la leche”, se logrará una eficaz concienciación sobre lo que se está denunciando. Creemos en el enorme poder de la palabra.
El libro celebra la lectura y la escritura como formas individuales de resistencia. Cuenta la vida de una joven campesina con una discapacidad física y extrañamente blanca, “del color de la leche”, lo que la hace diferente, y como suele pasar con los diferentes no precisamente para bien. Narrado en una sencilla y potente primera persona por Mary la protagonista, que nos hace partícipes en varias ocasiones de que es un libro que está escribiendo ella de su puño y letra “éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano”. Para reproducirlo la autora no usa mayúsculas en el inicio de frase y crea una potente narración lineal. Así la historia reproduce la oralidad, Mary nos contará a través de su incipiente escritura su breve e intensa historia vital, en una narración llena de la humanidad y aplastante sentido común de esa muchacha “del color de la leche”: “Me preocupo por muy pocas cosas. Si no puedo hacer nada, entonces no me preocupo. Si puedo hacer algo, entonces lo arreglo y ya no tengo que seguir preocupándome más”.
“Del color de la leche” refleja de manera conmovedora, sin sentimentalismo, la vida extrema de los campesinos, que no pueden aspirar a más que a trabajar como bestias para sobrevivir. No hay placeres, no hay diversiones, no hay escape. La felicidad es un lujo inalcanzable e innecesario para ellos: “La felicidad nunca le ha hecho ningún bien a nadie”, afirma en un momento del libro la madre. Mary dejará la granja familiar para servir en la casa de un reverendo, cuya esposa está gravemente enferma. El personaje de la señora de la casa, débil y dependiente, es el reflejo de aquellas mujeres que se han quedado vacías al haberse dedicado tan solo a ser madres: “Lo dejas todo para cuidarlos y para protegerlos y después se van. Es como si te consumieran para conseguir su propia vida”. Era el destino que esperaba a las mujeres “afortunadas” que no tenían que trabajar fuera de casa.
Cuando se ha librado de las primeras cadenas familiares, Mary cae en otras garras mucho más terribles, conoce la maldad de aquellos que parecen sabios y justos: “La gente nunca ve lo malo cuando lo tienen tan cerca”, afirma. Nadie quiere complicaciones, nadie quiere implicarse por los demás: “La gente no quiere oír la verdad”. La protagonista se niega a ser sometida y responde a su manera a la dominación en un final demoledor, que es imposible que deje indiferente a nadie.
Del color de la leche es en definitiva un libro hermoso, brutal y muy necesario.

Presentación de “Estabulario” de Sergi Puertas en Madrid. Tecnología y misantropía para “consumidores insatisfechos del mundo”

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Una de mis sorpresas de la temporada es “Estabulario” de Sergi Puertas, editado por Impedimenta. Un libro magnífico que recomiendo sin dudarlo, a pesar de que no tiene nada que ver con lo que suelo leer. Sin embargo está tan bien escrito que me ha enganchado irremediablemente. El autor y el escritor Javier Azpeitia desvelaban muchas de las claves de este libro de relatos en la presentación del miércoles 5 de abril en la conocida librería Rafael Alberti de Madrid.
La presentación comenzó con unas palabras a cargo de la Editorial Impedimenta calificando el libro de “incómodo y distinto”, lo que es “un valor en los tiempos que corren”.
A continuación tomó la palabra el escritor Javier Azpeitia, quien se declaró “otro de los seducidos por el libro”. Explicó que le sedujo desde el título, que “suena a lugar pequeño y asfixiante” y es un "anzuelo que llama la atención para leerlo". Entiende el libro como una “cosmogonía”, ya que detrás “está la visión del mundo del propio autor”. Al mundo “venimos a estar, como en el estabulario, lugar reducido donde comer y reposar hasta que vuelvan a cargar al animal con algo”, afirmó.
“Estabulario” es un libro de distopías y relatos extensos, que deben leerse de manera reposada, para “sentarse y meterse dentro”. El autor explicó que el primer cuento que escribió fue “Obesidad Mórbida Modular”, quedó satisfecho y decidió continuar por ahí, completando el libro con relatos de similar extensión y estilo. Confesó que son de una extensión complicada, si no sale adelante el libro de relatos es difícil meterlos en antologías o concursos, donde se inclinan por relatos más cortos. Declaró sus preferencias como lector de nouvelles y relatos largos.
Como buen narrador, el autor “nos arroja de cabeza a un mundo que no conocemos, cada vez que entramos en un relato hay que ir desbrozando qué hay en su interior, caemos al relato en paracaídas”. Todos los cuentos comienzan de manera extraña e ininteligible, pero poco a poco se va conectando con nuestro mundo, “se presenta un mundo futuro que en realidad habla del presente, son cosas que ya estamos viviendo en la actualidad”. Conecta con libros fantásticos y de exploración del mundo, haciendo “un recorrido por espacios lejanos que en realidad son nuestro espacio”. Formalmente es un libro “muy nuevo y a la vez muy antiguo”. Según Azpeitia es “una novela gráfica aunque no tenga ilustraciones, pinta los ambientes con prosa”. Sobre este aspecto de su forma de escribir Sergi explicó que no es “amante de las descripciones, para eso están los medios audiovisuales". Como escritor entiende que "el aspecto más poderoso que tiene la literatura es que cada cual se imagine como quiera las cosas”. “Son historias del futuro pero también del presente y del pasado”, concluyó Azpeitia.
Tras esta completa disección de “Estabulario”, se inició una charla entre Javier Azpeitia y el autor, Sergi Puertas.
Javier Azpeitia: ¿Cómo se te ocurrió el título?
Sergi Puertas: Topé con él a través de un amigo científico que lleva un estabulario. Es un término perfecto para un libro: el autor coge a los personajes, los somete a situaciones de estrés y los pone al límite. Además el título tiene fuerza.
J.A. Umbral utilizó la palabra como adjetivo. Es un título magnífico, el mundo que crean los científicos cuando experimentan con animales define cada uno de los cuentos.
S. P. Es un libro de gente atrapada, en un cuerpo, en un traje, en una casa, en una situación. No hay posibilidad de libre albedrío, los personajes hacen lo que pueden.
J.A. En el libro se refleja la misantropía, es un texto contra la humanidad, aunque hay personajes tratados con cierto cariño.
S. P. Hay compasión pero efectivamente hay misantropía. Como especie se nos está dando regular. Intento que mis personajes sean humanos, los trato con compasión. Me echan en cara que mis personajes sean negativos y que no se pueda empatizar con ellos. No estoy de acuerdo. Hollywood y Disney han hecho mucho daño con la redención y el final feliz.
J.A. Pero tú los colocas en situaciones muy estresantes. Son triviales y tontos, unos pobrecillos atrapados por una sociedad que los mantiene en el establo, con trabajos rarísimos y refugiados en aparatos tecnológicos que enredan aún más su situación.
S. P. Sí, ese impulso incluso lo veo en mí mismo. Me siento sobrepasado por muchas cosas, y en ocasiones mi reacción es ir a Facebook. Hay una especie de compulsión hacia las redes. Cuantas más veces se hace una cosa hay más posibilidades de que la repitamos.
J.A. Este no es un libro de escritor nuevo, todos los cuentos se notan que están muy trabajados. Es un libro novedoso pero a la vez se trata de narraciones tradicionales. Cada cuento tiene una voz y un tono perfectamente identificables. Se relaciona con el cómic y a la vez con los clásicos, como El Satiricón de Petronio. Son discursos coherentes, en los relatos hay diferentes voces, relatos en primera persona, en tercera, epistolares. El libro es para lectores que son consumidores insatisfechos del mundo.
S. P. Los protagonistas son personas infelices, gentecilla y gentuza, los pringaos y los que están al frente. Entre medias no hay nada. Como escritor me da cosa cuando un autor saca un primer libro que me gusta y luego se agarra una y otra vez a la misma fórmula. Así que cuando abordé el libro quise ofrecer diferentes voces. Me interesa la voz del mal, de las personas que tienen en su cabeza una realidad distorsionada y la primera persona funciona muy bien. Veo esa voz más interesante que la de un narrador sensato y juicioso.
J.A. ¿Qué estás escribiendo ahora?
S.P. Estoy con una novela breve y barajo la posibilidad de hacer algún otro libro de relatos.
Desde la mesa nos invitaron al público a hacer preguntas. Me animé a preguntar a Sergi sobre cómo ve el panorama literario para un autor que sin ser novel ha conseguido por fin publicar en una editorial tan prestigiosa como Impedimenta. Hay que matizar que este autor tiene publicados varios libros de poemas, narrativa y es guionista de un cómic, “Logout”. Sergi calificó el panorama literario español de “catástrofe”. Recordó que en 2005 publicó la novela “Subnormal” en El Cobre, una editorial ya desaparecida que llegó a tener un buen catálogo. Pero los escritores no podemos vivir de la literatura. “Estoy muy agradecido a Impedimenta por el trato, me siento en las mejores manos”. Entiendo a Sergi y me identifico totalmente con su respuesta: “Se escribe porque se disfruta y es un impulso compulsivo pero las expectativas son bajas”.
Pilar Adón le preguntó en qué género se encuentra más cómodo como autor. Sergi explicó que ha ido por etapas. Hubo una época en la que sobre todo escribía poesía. Después se decantó por la novela y ahora prefiere experimentar con el cuento. “Desde hace unos quince años ya no escribo poesía, ya no tengo mucho que decir, a pesar de que entonces la vivía con gran intensidad”.
Tecnología y misantropía para “consumidores insatisfechos del mundo”. Escucharemos hablar mucho y bien sobre “Estabulario”. 




Irvine Welsh, optimismo para el fin de una época. El autor de “Trainspotting” en La Noche de los Libros

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Dentro de los fans de la saga Trainspotting, de los que formo parte, soy de los que primero han leído la trilogía de Irvine Welsh (Trainspotting, Porno y Skagboys) y luego han visto las dos películas; sí no vi Trainspotting hasta el verano de 2015. Habiendo disfrutado las novelas, descubrí a Irvine Welsh a través de una espléndida entrevista que le hizo Kiko Amat para Jotdown en agosto de 2014 en la que hablaba sobre su infancia y juventud, su origen obrero, su dualidad entre la droga y la juerga y el arte, el fin de la juventud o el éxito.
Por eso, y por el tirón mitómano que siempre me arrastra, cambiamos de plan para La Noche de los Libros en cuanto me enteré de que el escritor escocés estaría departiendo en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol, donde hace un par de años también pude ver a otro de mis escritores favoritos, Hanif Kureishi. En esta ocasión Irvine Welsh charló con el escritor y periodista Manuel Jabois, como plato final de una apetitosa noche que había abierto Eduardo Mendoza, Premio Cervantes 2017 y continuado el italiano Alessandro Baricco.
Manuel Jabois comenzó su entrevista con Welsh afirmando que Margaret Thatcher fue la causa principal del consumo de droga en el Reino Unido. Así transcurrió una entrevista en la que el autor escocés dejó importantes reflexiones.
MANUEL JABOIS: ¿Cómo se encontrarían sus personajes ahora?
IRVINE WELSH: Estamos viviendo el final de algo, con la concentración del dinero en manos de unos pocos, con inseguridad y sin saber qué va a pasar. Trump, Le Pen o los del Brexit no son las personas que deberíamos escuchar, creen que a base de eslóganes tienen las respuestas a los complicados problemas a los que nos enfrentamos. Hemos llegado a un punto en el que debemos elegir entre esclavitud o libertad. ¿Queremos vivir bajo el mando de esta gente autoritaria? Se mantienen gracias a la propaganda. Hay que diseñar estructuras más abiertas y cooperativas.
M.J. “Elige”, como en Trainspotting. Pero son los votantes los que eligen estos gobiernos. Los gobiernos son consecuencia de una sociedad.
I.W. Parece que ahora iríamos a la cámara de gas bailando, como en un reality show. El ser humano escucha al que le da respuestas fáciles. Es un momento en el que se está rompiendo el capitalismo, la industrialización, el género, ¿cómo sobreviviremos como especie?, ¿salvaremos el mundo? La ciencia ficción de repente empieza a formar parte de nuestra realidad contemporánea. El sistema financiero se derrumba, nos enfrentamos al cambio climático, todo esto forma parte ahora de nuestra existencia cotidiana.
M.J. ¿Cómo fue la gestación de Trainspotting?
I.W. Cuando tomaba muchas drogas, también heroína, no era capaz de concentrarme en nada. Sólo escribía unos diarios con dibujos, lo hacía de manera compulsiva. Así conseguí desintoxicarme. En los diarios había observaciones divertidas pero no podía publicarlos tal cual. Para escribir hay que tener un gran ego, pensar que a alguien le va a interesar leerte, y a la vez sientes tu pequeñez, es contradictorio, una forma de observarse a uno mismo desde fuera.
M.J. ¿Le creó problemas en su círculo íntimo?
I.W. Yo estaba aterrado, mi madre me dijo que por qué tenía que lavar los trapos sucios en público. Luego con el éxito se alegró y ahora está de acuerdo con todo, incluso lee mis libros. Finalmente mis amigos y mi familia me apoyaron en este proceso, extraño para ellos.
M.J. ¿Qué le ha parecido T2: Trainspotting?
I.W. Nos ha llevado mucho tiempo hacerla. Hace diez años empezamos pero se pospuso, y hace tres años volvimos a ello. Alquilamos una casa en Edimburgo para sacar el guion. Creo que lo hemos conseguido. Porque antes eran aventuras de chavales pero ahora los actores también habían envejecido, lo que da a la película mayor complejidad, es más que una continuación. Estamos encantados con el resultado y liberados. La gente estaba muy pendiente del resultado, sobre todo en Edimburgo.
M.J. ¿Cómo se tomó Edimburgo el éxito del libro y la película?
I.W. En Edimburgo la gente de a pie es maravillosa. Otra cosa son los que se creen responsables de la imagen de la ciudad, no quería que habláramos de cosas negativas.
M.J. ¿Qué dirían los camellos?
I.W. Algunas veces me los llevo a las lecturas y gritan alguna anécdota que me avergüenza. Tanta gente ha pasado por estas situaciones, algunos han muerto, otros no han cambiado, se sienten todavía conectados con ese mundo.
M.J. En “La vida sexual de las gemelas siamesas” insiste en el tema de la obsesión y la adicción, en este caso la exhibición de la vida privada.
I.W. Quería hablar sobre la cultura de las “noticias de última hora” en América, donde se fabrican héroes y villanos a cada momento, todo el tiempo hay necesidad de vender historias.
M.J. ¿Cómo lleva su imagen pública de escritor conocido?, ¿se ha fabricado un personaje usted también?
I.W. Sí, es lo más difícil para los escritores. La escritura me liberó, por fin encontré algo que se me daba bien. Quieres más, quieres escribir todo el día. Pero pasar todo el tiempo encerrado con alguien que no existe no es bueno. Yo no sólo escribo, voy a presentaciones, hablo en los medios, eso es difícil y nadie que te prepare para ello. Pienso en que todo esto se puede derrumbar. Cuando los libros van bien, me relajo.
M.J. ¿Ha temido el bloqueo creativo tras un éxito?
I.W. No he tenido nunca problemas. Cuando estoy con un libro me olvido del anterior. Me obsesiono con lo estoy escribiendo. Me encanta la página en blanco, pasar página y empezar algo nuevo. Tengo múltiples ideas para nuevas obras. No busco ideas sino tiempo para escribir.
M.J. ¿No ha tenido la tentación de “entrar” en alguno de sus libros?
I.W. Nunca me he querido mostrar como personaje de ficción. La ficción es más interesante que la vida real. El escritor de ficción debe buscar lo dramático, lo improbable, crear personajes reales pero desde una construcción. ¿Para qué meterse en eso? No debes ponerte en el camino de la ficción.
M.J. Sin embargo la ficción sí se mete en la realidad. Cuando en Skagboys se menciona que con sus vidas se podría hacer una película o en T2 la posibilidad de publicar una novela con los diarios de Spud.
I.W. Sí, se trata de divertirse, de jugar con los personajes, hacer cosas inesperadas.
M.J. ¿Con qué personaje suyo conviviría?
I.W. Creo que con ninguna, está bien escapar de ellos, ya paso demasiado tiempo con mis personajes.
M.J. Parece ser que afirmó que a quien más se parece es a Sick Boy.
I.W. Espero que estuviera tergiversado. No recuerdo haber dicho esas palabras. Renton es el personaje principal, cuando llegó el nuevo milenio Sick Boy era el protagonista por manipulador. Ahora parece que el protagonista es Begbie. Spud es el que no sabe lo que pasa, pero quiere averiguarlo.
M.J. ¿Se necesitan muchas traiciones para ser feliz?
I.W. No arruinaría a mis amigos, porque me matarían, pero ¿de qué va la vida? Recibimos tanto de los amigos, pero luego es sofocante y volvemos hacia nosotros mismos. La vida es acercarte a la gente y luego alejarte y rechazarla para encontrar tu individualidad. Eso se repite en la vida, el equilibrio entre lo que somos y la necesidad de amistad y comunidad.
M.J. Y volvemos a Margaret Thatcher. La juventud de la indiferencia, del extremismo, causantes de que haya vuelto el fantasma de Thatcher. Esa falta de lucha es la causa de lo que sucede.
I.W. La droga ha sustituido al trabajo. Ya no vamos a fábricas ni a la oficina. Sólo queda la calle y la droga para estar en la calle. Son sociedades de transición. Como en el feudalismo cuando se migraba a la ciudad. Ahora el capitalismo ha pasado al conceptualismo, no generamos bienes físicos sino información, las drogas son una epidemia. Con el capitalismo nos desvinculamos de la tierra y ahora la vida está automatizada. Las drogas son un indicador de esta transición. No hay un proletariado industrial sino una ciudadanía global, fuera de las élites corporativas. Es una época confusa pero emocionante. Las élites tienen un poder absoluto en el Reino Unido. Ponen la propaganda del partido conservador en la BBC en tu propia cara. Ahora se han convocado nuevas elecciones y hay veinte diputados imputados por fraude electoral. Las élites en realidad están jugando la última partida. Ellos tienen el control y el dinero, con partidos políticos y una ciudadanía que lo acepta todo. Pero están perdiendo el poder sobre los ciudadanos, porque no pueden pagar los salarios. Entonces queda cogerles los bienes. La clase media se ha desgastado, han sido succionados pero eso no puede permanecer. Después de quitarle todo a la gente, ¿qué haces después? Si no hay salarios haremos lo que nos dé la gana, crearemos una economía compartida, esto ya está empezando. No hay precedentes de esto. Esto explica la rabia de la clase política y empresarial.
Tras estas preguntas se dio la palabra al público. Se escucharon interesantes cuestiones dirigidas al escritor, sobre cómo no llegar a ser un monstruo consumista tras convertirse en un autor de éxito. O su visión del Leith actual, que él encuentra cambiado a mejor, “más acogedor y multicultural, ahora es un lugar de moda, en parte gracias a Trainspotting”. Welsh se muestra optimista, aunque no sabe por qué. Nos recomendó más música, relajarnos y bailar, “aún queda esperanza en la humanidad, que se adapta a todo”. Y sobre si siente que él es el menos conocido de todo el fenómeno Trainspotting, Welsh respondió que un escritor no debe ser una celebrity, “ese rol es para los actores”. El escritor “debe estar en lo oscuro”. Según sus palabras “cuanto más exitoso es algo, más se aleja de tus manos; como escritor entregas algo al mundo, no debes comisariarlo”.
“Mi vida no era como yo quería por eso me metí en la escritura y me liberó”, “Ahora me invitan a fiestas en jardines pijos. Me gustaba más cuando me insultaban”, Irvine Welsh demostró sus tablas y simpatía durante la entrevista y durante la posterior y eterna firma de libros. Poder estar a un paso del escritor nos permitió apreciar lo alto que es y su amabilidad con sus lectores, aunque mientras firmaba sus pequeños ojos azules miraban a lo lejos, supongo que estimando lo que le quedaba aún por firmar.




“Dulceagrio” de Stephanie Danler. Irresistible historia de cocina, mentoría, desilusión y Nueva York

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Nueva York y cocina. Dos temas para mí irresistibles en esta novela de aprendizaje y desilusión, “Dulceagrio”, escrita por Stephanie Danler, quien también ha trabajado en el mundo de la restauración al igual que su protagonista. Sobre lo que pueda haber de autobiográfico en el libro ella se lo quita de en medio de manera expeditiva, es una pregunta “sexista” que no se suele hacer a los hombres. La autora se remite a Safo para explicar por qué no “agridulce”, es, dice Danler, “dulceagrio, porque es así como funciona el amor”.
Recuerdo haber leído con gusto en mi juventud algunos libros sobre placer y comida, es el caso de “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel o “Afrodita” de Isabel Allende. Las sensaciones que despierta comer un tomate de verdad o unas uvas con queso, algo de lo que disfrutaban con total naturalidad nuestros abuelos, ha saltado a la alta cocina y es coto de unos cuantos privilegiados por culpa de la industrialización de los alimentos, que mató su esencia, su “terroir”. “Ahora nada sabe a nada”, “Las cosas sencillas, bien ejecutadas, siempre son las más memorables”.
Hay dos actitudes frente al comer, el “sólo es comida” o “la cocina es una iglesia”. En esta novela se entiende la buena comida como una experiencia mística y sensual. Así, uno de los aspectos de la novela que han llamado la atención es la voluptuosa descripción de la primera vez que la protagonista prueba una ostra, regada con cerveza negra. La autora explica que no quiso tomar ese camino haciendo reiteradas descripciones de platos por miedo a caer en el #Foodporn, ese fenómeno que triunfa en las redes por el que la comida es presentada de forma tan seductora que parece un sustito del sexo.
“Dulceagrio” es una novela de iniciación que narra la historia de Tess, una joven que llega a Nueva York para encontrar su lugar en el mundo. Otro tema irresistible para mí. Buscando trabajo recala en un prestigioso restaurante y cree al fin haber encontrado un sitio al que pertenecer. Sin embargo, llegará la desilusión, ese grupo con el que comparte tantas horas del día no es una familia. El restaurante no puede ser un “país de las maravillas” porque es trabajo y porque sus compañeros la superan en edad y experiencia. Tess no se moverá entre iguales y eso le pasará factura.
El escenario aparente es Nueva York, una ciudad “terrorífica, bárbara y sin aliento”, implacable con quienes la habitan, “Es ridículo vivir aquí”, pero altamente adictiva, “Nunca podré irme”. Quienes la viven son “criaturas salvajes, sonámbulas”, que se mueven “sin prisa hacia nuestra propia desaparición al amanecer”. Pasar por Nueva York cambia la vida para siempre, “Mi vida anterior a la ciudad sólo había sido una reproducción”. Sin embargo, el verdadero escenario de la novela es un famoso restaurante, donde acuden expresidentes y alcaldes, actores, escritores, editores o financieros. El extenuante trabajo apenas permite sus empleados disfrutar de la ciudad; así quedan al margen de la vida “normal” de los miembros del club de “los-de-nueve-a-cinco”, de ahí su avidez de diversión cuando los otros se van a dormir.
El complejo engranaje del restaurante se mantiene gracias a una jerarquización casi militar de la plantilla. Pero además el trabajo, pensado por como temporal aunque muchas veces se convierte en definitivo, tiene algo de ritual,“es una ceremonia que denota afinidades”. Los empleados deben poseer un plus, “el cincuenta y uno por ciento”. Para trabajar en el restaurante hay que ser optimista, curioso, preciso, compasivo, pero sobre todo saber desenvolverse entre la gente rica, con estilo y poderosa; no es sencillo, los camareros deben estar preparados para charlar con los clientes sobre moda, arte, museos, viajes, cine, y por supuesto comida y vino, deportes y el tiempo: “Eras un compendio de información disponible que la gente aprovechaba mientras bebía y huía de su vida diaria”. Su objetivo es hacer “que los invitados (clientes) sientan que estamos de su parte”. La gente va al restaurante “sólo para tener la impresión de que la cuidaban”, pero hay que mantenerse a una cierta distancia,“Los clientes habituales no son amigos, son invitados”.
Contada en primera persona como una aparente historia de desamor, variante chica que se enamora de un tipo malo, Jake, y quiere salvarle: “Amaba su fantasma. Porque yo veía un héroe hermoso, atormentado. Rescate y redención. Nunca lo vi a él”. Es de esperar que reciba a cambio un buen palo: “Cometí un pecado de amor: confundir la belleza y una bonita canción con el conocimiento”. Sin embargo, se trata en realidad de una historia de desilusión, del peligro de la confianza ciega, de equivocarse al entregar el corazón a amigos largamente deseados: “Los había elegido a ellos dos. Ellos eran el terreno difícil”. Tess cae en el tremendo, y tal vez inevitable, error de la idealización,“Es un juego peligroso. Las historias que nos contamos a nosotros mismos”.
Más allá de la historia de amor, “Dulceagrio” una historia de mentoría e iniciación. Ahí entra en acción Simone, una experimentada camarera, amiga (y mucho más) de Jake. Culta, brillante, enigmática, afectada, dionisiaca, al tiempo“desordenada y precisa”, Tess la considerará su mentora y formará con ella el tercer vértice de ese triángulo de amor y hermandad que la joven protagonista se empeña, erróneamente, en crear. “No sabía lo mucho que los había echado de menos y cómo los había esperado”.
Como novela de iniciación, aparecen numerosas reflexiones sobre la juventud de la mano de Simone, no mucho mayor que Tess, pero sí con una mentalidad y actitud adusta e implacable. Simone mira con suficiencia a las mujeres de las nuevas generaciones, las que se refieren a sí mismas como “chicas” en lugar de como “mujeres”, les reprocha su ligereza, “Se les ha enseñado a expresarse en jerga, con clichés, con sarcasmo... y todo eso es lenguaje débil. La superficialidad del lenguaje influye en las experiencias; en vez de asimilarse se vuelven desechables”. A Tess le recriminan su juventud, “Los jóvenes habláis como si todo fuera cuestión de vida o muerte”; “Aún eres demasiado joven para creer que cada experiencia te mejora a largo plazo, pero eso no es cierto. ¿Cómo supones que se supera el daño?”. Tess, veinteañera, es la mascota, cree que la subestiman, que siempre están dándole lecciones, “Tú contienes multitudes. Hay una aglomeración de experiencias traspasándote. Y quieres vivir cada experiencia sabiendo lo que es en todo momento”, pero ella se defiende: “Tenéis pánico a la gente joven. Os recordamos las pérdidas que habéis sufrido al volveros más cínicos, indiferentes, desencantados. (...) No tengo que hacer nada que no quiera hacer”.
Jake, el elegido por Tess para enamorarse, es un “tipo malo”, poeta, músico y carpintero, bebedor y bisexual, “Era un animal que siempre tenía hambre”, consumidor de ciertas drogas, ha vivido en diferentes países y está preparando una tesis sobre Kierkegaard, “parte de su trabajo consistía en que lo miraran”. Un auténtico “Don Perfecto”, como lo define Tess, “Su perfección de libro da miedo. Cuando te miraba era la única persona que te entendía, te sorbía y te tragaba. Podía apagarse como una bombilla y yo me quedaba a oscuras, esperando”. Deslumbrante, Jake es de esos que siempre se está escapando: “Todos los animales bellos saben cuando los persiguen”.
Afirma la editorial que la novela “subvierte el arco narrativo habitual de los cuentos de hadas”. Así, en el restaurante crean un “mundo tal como debería ser. No debemos prestar atención a cómo es en realidad”. Ofrecen una representación del mundo a través de la comida, “Controlamos cómo experimentan el mundo: vista, oído, olfato, gusto y tacto”. Es una experiencia que va más allá de simplemente comer. Juegan a crear una ilusión a partir del paladar, porque “dirigir un restaurante es como organizar un escenario”. Cuando termina el trabajo y recogen cae el telón y cada uno se transforma en otras personas.
Novela muy bien escrita, moderna, brillante, entretenida. En absoluto ligera, “Dulceagrio” guarda entre sus páginas mucho más de lo que se puede pensar al comenzar a leerla. Llena de frases para subrayar y guardar, que no voy a reproducir en esta reseña porque se convertiría en eterna.
Dulceagrio de Stephanie Danler. Editorial: MALPASO, 2017. ISBN: 978-84-16665-64-8. Páginas: 368.

Guadalupe Plata y Cabezafuego, o cómo pasar una noche de sábado

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No es cuestión de desperdiciar la posibilidad de pasar una noche de sábado, en mitad de un largo puente, disfrutando de un gran directo. Y si es con bandas como Guadalupe Plata y Cabezafuego, mucho mejor. El sábado 29 de abril nos quitábamos por fin la espina de ver un concierto de los de Úbeda, ya tocaba. Fue en la Ocho y Medio, en una Malasaña rebosante de gente y animación y en fiestas.
A Guadalupe Plata se les ha etiquetado de las formas más peregrinas: rock pantanoso, psychoblues, blues-punk, blues tóxico. Ocho años de carrera y cinco discos, el último recién publicado, son la mejor prueba de que cuando se tiene claro lo que se hace y se hace con calidad y gusto, las cosas funcionan.
La banda presenta un directo demoledor. Encadenando temas sin pausa, ofrecen una descarga brutal de rock sin fisuras ni respiro. Lo principal es la música, por encima de las letras, la imagen de la banda o la puesta en escena. Parquedad que llevan a gala, lo suyo es tocar, y cómo tocan.
Tres músicos impresionantes forman Guadalupe Plata. Pedro de Dios a la guitarra y la voz, Carlos Jimena a la batería y Paco Luis Martos al bajo. Pedro, situado en el centro del escenario, hace lo que le da la gana con la guitarra, la golpea, la mima, la acaricia, la hace gritar, es un guitarrista elegante y poderoso; sus aullidos y lamentos son el único adorno imaginable para la inquietante música de este trío. A su derecha Paco, con un bajo cuadrado (que nos recordaba por forma al tidinit saharaui) y a ratos con ese palo metido en un barreño metálico que tanto llama la atención. Y al otro lado, ofreciéndonos su mejor perfil, Carlos un batería magnífico, marcando un ritmo endiablado durante toda la noche, acompañando una ejecución impecable con maracas y pequeños cencerros .
Un concierto generoso, en el que el rendido público aplaudió, aulló y coreó temas como “Milana Bonita”, “Baby, me vuelves loco” o “Calle 24”, además de las canciones de su último disco “Guadalupe Plata 2017” (sí, todos sus discos se llaman como ellos), con un perrillo malencarado y goyesco pintado por Pedro de Dios. Algunos dicen que ha dado nombre extraoficial al disco, “Perro de Vieja”. Impresionantes, un grupo de creciente proyección internacional que es obligatorio ver. 
Si los Guadalupe Plata son parcos en palabras, su contrapunto está en el verborreico líder de Cabezafuego, bailón, charlatán y pizpireto a partes iguales. La banda la integran Iñigo Cabezafuego (ex Athom Rumba), a la voz, los teclados y los bailes, más la guitarra del músico y magnífico ilustrador Oskar Benas (suyo es el cartel del concierto), Ander Zabalza a la batería y Asier Brutal al bajo. Presentaban su nuevo disco-tebeo, “Somos droga”, con un Iñigo vestido con camisa de chorreras y chaqueta roja y ejerciendo del torrencia “frontman”. “Somos peligrosos. Somos navarros”, reivindicaba entre baile y baile, a pesar de que la moqueta dificultara el movimiento de sus pies (sic).
Las canciones de Cabezafuego, que dan para novelas y películas, son el azote de los posturitas, los indies y los guays. Tremendamente narrativas, Iñigo se ríe en sus letras de situaciones en las que podemos vernos inmersos cualquiera de nosotros. Ya lo dejó patente en una de sus canciones más conocidas, “El traje nuevo del emperador”, con una descacharrante y certera letra, o en todo su anterior disco “Camina conmigo”, con temas tan brillantes como “Resaca de un bohemio”, de nuevo una historia de cuarentones peterpanes, que huyen de la madurez. Es la segunda vez que veo en directo a Cabezafuego y la verdad es que son para repetir.
Por último destacar también la importancia que ambos grupos dan a la ilustración en sus discos, carteles, merchandising y videoclips, lo que hace que nos gusten aún más. Muy buena noche.
GUADALUPE PLATA + Cabezafuego en el Ochoymedio. 29 de abril de 2017.


Nuena Edjil: “La resistencia es la llave de la esperanza”

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1976. La reconocida fotorreportera Christine Spengler visita los primeros y precarios campamentos de refugiados saharauis. Es testigo de batallas, de la organización de los refugiados, de la lucha de las mujeres en la retaguardia y en el frente. Usa su cámara para inmortalizar aquellos durísimos primeros tiempos de exilio. Las mujeres son médicos, maestras, vigilantes… y madres. En ocasiones tienen que dejar sus tareas y coger las armas, por si hubiera que defender los campamentos, compuestos aquellos años tan sólo por jaimas de tela. Una joven madre saharaui, Nueina Djil, porta un fusil para defender a su gente y lleva en sus brazos a su pequeña hija. Madre y combatiente por la libertad de su pueblo, fue la esposa de Uleida Mohamed Ali, uno de los más prósperos comerciantes saharauis, quien dejó toda su fortuna para luchar junto a Luali Mustafa Sayed contra la invasión marroquí y mauritana del Sahara. Uleida cayó junto con Luali el 9 de junio de 1976 en el ataque contra la capital de Mauritania, Nuakchott. La fotógrafa dispara su cámara. Así Nueina, mirada al frente, vestida con una desgastada melhfa negra que cubre la gruesa trenza enrollada en lo alto de su cabeza, es inmortalizada para la Historia.
La icónica foto de Nueina me acompaña y me llena de fuerza en esta larga marcha de apoyo a la causa saharaui. El profesor y escritor Bachir Lehdad me hizo el favor de entrevistar a Nueina Edjil en su jaima el pasado mes de abril de 2017 y la traducción ha corrido a cargo de mi compañero Bahia Awah. Además de una serie de preguntas que yo quería hacer a la histórica militante saharaui, pedí a Bachir que le interpelara sobre la actualidad de la causa y que dejara un mensaje para el movimiento solidario español. Porque tenemos que escuchar a los saharauis, y en especial a estos referentes, los militantes que tienen tanta memoria y vivencias.
¿Qué piensas sobre la situación actual de la causa?
Es la misma que la de aquella antigua foto. Tengo derecho a disfrutar la libertad y la independencia si existe la justicia, sabiendo que desde el primer momento la causa saharaui es una causa legal y justa. Pero lo más triste de todo esto es que el poder superior que controla y vigila la justicia y que debe diferenciar entre el agresor y el agredido, para mí aún no existe. Esta es mi opinión, yo, Nueina Mint Edjil. Existen argumentos que ratifican que el Sahara Occidental es de los saharauis, estos argumentos se demostraron, lo sabe el Consejo de Seguridad, lo sabe Naciones Unidas y lo saben los aliados y amigos y también el enemigo. Pero lo más triste de todo es que todos los organismos que demostraron esto y que deberían ratificarlo y juzgar entre el agredido y el agresor, están muy lejos de hacer justicia. Somos un pueblo que por cuestión del destino fuimos repartidos en dos partes, una permaneció en las zonas ocupadas y la otra vino al exilio, en esta tierra de la querida Argelia. Las palabras que pronuncia en los territorios ocupados el inteligente, el anciano, el joven, la joven, en las cárceles y en las salas de los tribunales es el mismo lenguaje que nosotros en los campamentos hablamos.
Marruecos no tiene soberanía sobre nuestro territorio, nunca tuvieron abuelos o padres enterrados en territorio saharaui. Los marroquíes fueron empujados por la monarquía a una guerra injusta, con el apoyo francés y el de los Estados Unidos. Y no se han visto decisiones que puedan presionar sobre el régimen para crearnos a los saharauis las condiciones para poder manifestarnos sobre nuestro futuro. Aunque nosotros no deberíamos ni siquiera hacer un referéndum porque la tierra es nuestra. Yo soy saharaui, mi vestido no es una chilaba; mi hogar es una jaima con las cuatro puertas abiertas. En mi casa puedo agasajar al invitado sin la presencia de mi marido, o sin la presencia de mi hermano. Yo tengo unos valores morales que emanan de mi sociedad y mi cultura, que me diferencian de otros pueblos que usan la chilaba y me diferencian de otras a las que sus maridos las encierran en casa. Las pretensiones de marroquinizarme a mí y a los saharauis, evidentemente han sido frenadas por nuestra cultura, nuestro su nivel y nuestra preparación. Como decimos en nuestro ejemplo “qué camella tan domada que la ordeña un marroquí” (en alusión a que el camello no representa para los marroquíes lo mismo que para los saharauis). La realidad de todo el proceso hoy y ayer no nos ha demostrado que el invasor tenga moral, y ejemplo de ello son ancianas gimiendo en cárceles a causa de torturas, enfermos en las cárceles, los recursos expoliados, bombas sembradas en el territorio. Ante esta situación no sé qué espera el mundo de nosotros.
Queremos que nos deje un mensaje para el movimiento de solidaridad español.
He estado en Madrid y me he encontrado con el movimiento solidario y me preguntaron qué quería que hicieran. Les respondí que en todas las comunidades, en puestos de gobierno hay personas que tienen familiares, conocidos y amigos que nos conocen y nos proporcionan apoyo humanitario, lo agradecemos pero no hemos venido a la tierra del exilio para pedir comida. Hemos venido para algo más allá, para luchar por la consecución de nuestra independencia y el retorno a nuestra tierra. Agradecemos al movimiento solidario su apoyo pero queremos un apoyo político que presione al gobierno del estado español. Yo tengo mi DNI español. Dicho esto, reitero mi saludo al movimiento español y europeo de solidaridad con el pueblo saharaui y les apelo a presionar a sus gobiernos para que influyan sobre la monarquía marroquí, a fin de hacer caso a la voluntad del pueblo saharaui y la celebración de un referéndum transparente y justo a través del cual decidiremos nuestra autodeterminación. Denuncio el expolio de nuestros recursos naturales. Denuncio las violaciones de los derechos humanos que sufre nuestra población en las zonas ocupadas, la persecución y el acoso constante y pido el fin del bloqueo para que los observadores y los periodistas puedan entrar en el territorio ocupado y denunciar la situación y las verdaderas intenciones del régimen marroquí.


“Lo que no está” de Jesús Barrio. Relatos de ausencias y abandonos

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He tenido el gusto de leer “Lo que no está”, un magnífico libro de relatos donde se refleja la indiscutible calidad de la escritura de su autor, Jesús Barrio. Nacido en Santander en 1982, Barrio practica una escritura exquisita pero en absoluto hueca. Se cuenta mucho en estos relatos, pero se ofrece dosificado, es el lector el que va descubriendo lo que sucede como si fuera descorriendo velos. La clave de las historias reside en aquello “que no está”, lo que se encuentra oculto entre las líneas de los relatos. Para lograrlo, el autor demuestra una certera maestría en la escritura del relato breve.
Jesús Barrio se ha formado en diferentes talleres sobre “técnicas narrativas, el relato breve y la didáctica de la escritura creativa”. Por esa senda ha transcurrido la creación y publicación de “Lo que no está”. Con prólogo del escritor Ricardo Menéndez Salmón, está editado por Red Libre Ediciones, proyecto RELEE (Red Libre – Escritura y Edición), un colectivo integrado por escritores, profesores, lectores y editores que “apuesta por la literatura de calidad creada en un entorno colaborativo y de intercambio entre autores y lectores”, bajo la supervisión de Isabel Cañelles y Eloy Tizón, nombres valorados en el mundo literario y editorial. Así, se adivina un enorme esfuerzo de construcción y andamiaje en el libro, pero al mismo tiempo el texto está impregnado de la alquimia del escritor de verdad. Eso es lo que le insufla vida.
Es “Lo que no está” un libro para leer con calma, para saborear lo escrito, demorándose en las frases, reposando la lectura a fin de sacarle todos los matices. Así como se reivindica el movimiento slow en la comida, “Lo que no está” sería una suerte de “slow read”, si se permite la expresión. Original, arriesgado en la construcción y en el uso de las voces, la rebelión subyace en la estructura de unos relatos con impecable construcción formal. Ambientados en unos escenarios asfixiantes y cerrados, el cuarto del juego de las sillas, el tren o la casa de la anciana, aunque en ocasiones se trate de espacios abiertos, una playa, el campo, la isla helada, en realidad igual de opresores.
Lo no expresado, lo sugerido, lo ocultado habita los cuentos de “Lo que no está”. Los personajes viven en la ilusión, cuando no en la mentira: la soledad en compañía; el disimulo en relaciones insatisfactorias; la enferma historia de los hermanos; el moribundo que amplía un día más su estancia en el hotel sin confesar el verdadero motivo, los exploradores que dicen estar donde no han estado. “No permitas que la realidad empañe la hermosa fantasía de la ficción”; “El engaño podía construir una certeza más fuerte que los propios hechos”. La realidad acaba siendo “insípida y descolorida”, frente a una ficción recreada y mucho más atractiva. Los finales, abiertos, sugeridos y abruptos, hacen aún más inquietantes los relatos.
“Lo que no está” reúne una serie de magníficos cuentos.
“Bajo tierra seca”, doloroso relato con un final sugerido e inquietante, en el que la naturaleza actúa como reflejo de la narración. La tierra baldía frente a la yerma y triste Mara
En “Mais uma noite” el agua cubierta de hojas secas y podredumbre acompaña la descomposición del enfermo Soares, un viajero que ha ido a morir a una localidad costera. Su enfermedad se refleja en el cuadro que acomete un fracasado pintor de turistas. El avance del embarazo de la protagonista del lienzo coincide con el avance de la enfermedad de ese huésped misterioso y solitario.
Una ciudad derrotada es el escenario de “El absurdo pestañeo de una estatua”, un juego de espejos narrado con gran brillantez hasta llegar a un impactante clímax final. El protagonista es de alguna manera deudor del personaje principal de “La ventana indiscreta” de Hitchcock.
En “Tabla de mareas” se intuye un triángulo amoroso, matrimonio y amante, en el que la venganza llega en forma de enfermedad ocultada y anunciada cuando más daño puede hacer.
El relato “Tan frágil como el hielo” consigue un hábil entramado a tres voces; las de los tres protagonistas de lo que empieza como un día festivo y acaba en tragedia, que se entremezclan con maestría. El amenazante lago helado se convierte a la vez en un personaje.
Los ecos de “La vida dictada”, donde lo que sucede en un apartamento es replicado, con menos intensidad, en el apartamento contiguo. La vecina “marca” el devenir del narrador, ella va “secándole la vida poco a poco”, en una transferencia similar a la del cuadro del relato “Mais uma noite”.
La angustia y la incertidumbre se proyectan en el tren desbocado del último relato, “Final de trayecto”, en las vidas sin control, el no saber quién “conduce” la existencia, el viaje vital.
“Lo que no está” es en definitiva una poderosa publicación del proyecto colaborativo que integra RELEE, cuya intención es publicar material que salga de sus talleres literarios, en diferentes formatos: novela, novela corta, libro de relatos, libro ilustrado, ensayo literario, crónica periodística. Les deseamos la mejor suerte.
“Lo que no está”. Autor: Jesús Barrio. Edita: Relee. Madrid, 2017. 140 páginas
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